De color amarillo dorado, muy claro, límpido, sin el más mínimo asomo de precipitados. Brillante, luminoso, refulgente, reflejos verdosos y cobrizos. Espectacular sensación de juventud. En él no han pasado los años y sigue manteniendo su antiguo cromatismo. Parece un vino con 50 años menos de lo que le correspondería, ni más ni menos...
Al abrirlo, explota!!! La sala se inunda de fragancia riojana. Entramos y salimos de la botica, del herbolario a la pastelería, formulas magistrales, farmacia, morteros majando granos, infusiones, manzanilla. Ya en copa es maduro, muy maduro, confitado, repleto de sensaciones de fruta escarchada, orejones, carne de membrillo, miel, tostados cremosos (yema de huevo, vainilla) a los que se une muy lentamente pero de forma imparable una finísima nota de citronela (lemon-grass) y un sinfin de hierbas aromáticas de fondo (poleo, hinojo-perifollo, ajedrea, mejorana, salvia). Tiene un punto meridional innegable. Tan intenso que es complicado encontrar algo más, ni asomo de maderas, ni tostados, ni enranciados, ni oxidativos, nada de nada... Un blanco profundo, purísimo, desnudo de artificios y sin venirse abajo en un par de horas. El tiempo embotellado en vidrio!!!
Qué razón tenía el que propuso escribir en la etiqueta lo de "Blanco Seco". Y por qué no Extra Seco? Quema las papilas, crujiente, vibrante, con una acidez criminal del todo improbable que da paso a una viura almibarada que contrarresta todo este exceso de nervio. Sabroso, equilibrado con un apunte casi herbáceo, como a infusión de hinojo y jengibre, y unos amargosos que nos traen las cascarillas de naranja y cítricos. Se adhiere a la boca y se niega a desaparecer, amplio, larguísimo, con todas esas hierbas en retronasal. Tiene más registros que años y le queda más vida por delante que a cualquiera que lea esto.
Otro de esos grandes vinos de la vieja escuela de Paternina. Inclasificable, alejado del perfil del Blanco Gran Reserva de la misma bodega salvo en la ausencia de intromisión de la barrica. Vinos frescos y vivos destinados a vivir durante decadas y envejecer a otro ritmo. Entristece pensar en lo que nos perdemos, en que estos vinos hayan desaparecido, que hayan caído en el olvida y que ya no van a volver. En esa Rioja gris de la posguerra se hacían vinos colosales, llenos de verdad.
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/12/paternina-blanco-seco-1942.html
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