El Campo de Borja y sus terroirs, "El Imperio de la Garnacha"

El pasado martes 13 de mayo viajamos a Zaragoza para vivir in situ la X Muestra de Garnachas del Campo de Borja. Estamos ante una variedad extendida por toda España, que presume de ser la variedad más aragonesa. Esa variedad tan mediterránea con fuerte influencia del cierzo que resulta ser la más cultivada del mundo en su versión tinta y en definitiva, esa variedad que tanta fruta aporta al vino.

Concretamente en esta región, actualmente hay plantadas 4.000 hectáreas, datando las vides más antiguas de hasta 1890, y siendo más de 2.000 de ellas, de entre 30 y 50 años de edad.
En España, la Garnacha llegó a producirse en gran cantidad, llegando a ser la más plantada. Tendencia que se ha ido reduciendo en todo el país desde finales del siglo pasado, y concretamente en el Campo de Borja, desde mediados de la década pasada. Todo ello con el fin último de recuperar su prestigio, a través de unas producciones más cuidadas y más selectas, echando mano de las viñas viejas, otorgando a los vinos un mejor equilibrio y una finura nunca antes conseguida.

X Muestra de Garnachas del Campo de Borja

Nos pusimos manos a la obra con el recorrido por las 7 bodegas participantes. Fue un recorrido corto, pero muy intenso. Muchos vinos, y no solo de Garnacha, también hubo tiempo para la Tempranillo, Merlot, Macabeo, Verdejo, Moscatel o Sauvignon Blanc, siempre las tintas en perfecta armonía con la Garnacha a través de grandes coupages.

Las bodegas que pudimos conocer fueron por este orden: Bodegas Ruberte, Cooperativa Santo Cristo, Alto Moncayo, Borsao, Bodegas Aragonesas, Bodegas Bordejé, y por último, Bodegas Román.
Bodegas que en su mayoría presumen de ese carácter tan familiar, de una zona territorialmente pequeña como es el Campo de Borja, y otras que hoy en día se han convertido en grandes grupos con un peso de tradición a sus espaldas enorme.

Un viaje por 3 tipologías de vinos diferentes, a partir de una misma variedad. La presencia de terroirs diversos en una mesa central ya nos hacía pensar en esas 3 alturas, esos 3 tipos de vinos. Los suelos pardo calizos de altitudes bajas, vinos cálidos y aromáticos, los suelos arcillo-ferrosos y cascajosos de altitudes medias, vinos carnosos y estructurados, y por último, altitudes altas, suelos más pedregosos y vinos finos y elegantes.
Terroirs que íbamos a experimentar exhaustivamente en la cata que nos tenían preparada a las 18:00 horas de la tarde.

Cata “Los terroirs de la Garnacha”

Como colofón vivimos una interesantísima cata de 7 vinos y 3 mistelas de Garnacha. Una cata en la que no solo se probó vino, sino que se le atribuyó un carácter muy científico, gracias proyecto que llevan entre manos la el Consejo Regulador de la D.O. Campo de Borja, la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad de Zaragoza, y el Gobierno de Aragón.

Este estudio pretende

“la identificación del territorio de la D.O. con el cultivo específico de la variedad Garnacha, atendiendo a las singularidades geográficas, climáticas e históricas de la zona y recogiendo la dimensión cultural de la sociedad humana que la explota,...,incrementar el prestigio comercial del vino de la D.O. Campo de Borja, vinculándolo a su territorio de origen como vector de desarrollo territorial, así como conseguir una gestión razonada del cultivo de la vid, de la elaboración de los vinos y de la comunicación de la comercialización.”

Fruto de esta investigación, nació el Laboratorio de los Aromas y “El Aroma de la Garnacha”, que Vicente Ferreira, catedrático de la Universidad de Zaragoza desarrolla con su equipo. En él tratan de identificar y clasificar el por qué de los aromas de la uva y qué aromas son los característicos a cada variedad, zona, terruño, etc. Según él,

“el vino aporta aromas gracias a los subproductos de la uva. La uva en sí misma no tiene aroma”.

Estamos hablando de una zona única, una zona de influencia principalmente atlántica, como he comentado antes de diferentes alturas, viñas en vaso y en espaldera, y donde el cierzo, ese viento generado por las diferencias de presión entre el Mar Cantábrico y el Mediterráneo, genera grandes contrastes de temperatura.

Los 7 vinos de Garnacha, de 7 bodegas diferentes

- Ruberte Tresor Barrica 2012: el claro ejemplo de la zona baja del Campo de Borja, de suelos calizos. Ruberte elabora sus vinos en tinas antiguas de madera en todas las fases del proceso, lo que le permite oxigenarse mejor desde el principio del mismo. Un vino con mucho peso de la fruta tanto roja como negra, con un puntito licoroso, y alguna nota especiada, terrosa y de cuero.

- Tres Picos 2012 de Bodegas Borsao: un mítico de la bodega, apostando por la madurez de la uva (para lo cual la Garnacha es perfecta), por la producción de azúcar en la misma, y por el control del alcohol, haciéndolo como dicen ellos “amigo del vino”. Su principal premisa es “todo lo que salga del campo y la tierra tiene que estar maduro…¿quién se come una fruta verde?”. Un vino destacable por su carnosidad, su fruta roja y negra madura, por su puntito de cacao lácteo, acompañado de especias suaves como pimienta blanca o regaliz dulce.

- Fagus Magnum 2011: propuesta de un gigante como Bodegas Aragonesas, definido por ellos mismos como “goloso, accesible y gratificante” y por mí como un vino con buen peso de la fruta confitada, especias muy finas de corte dulce, vainilla dulce y muy buen cuerpo. Fácil de beber sin duda.

- Veratón 2010 de Alto Moncayo: esta bodega es un ejemplo de juventud, tradición y última tecnología. Es la bodega más joven en Borja. También un ejemplo de la frescura dada por la mayor altura de sus viñedos, la mineralidad dada por la mayor presencia de piedra y la finura de sus 17 meses en barrica y de la viña vieja. Pura fruta negra madura, vainillas, canela, anís dulce, frescor mineral. Boca golosa, potente y marcada por la seda.

- Román Cepas Viejas 2010: obra de Bodegas Román, joven, pequeña y de carácter muy familiar. Estamos ante otro ejemplo de tierras de pizarra roja y losas, con poca retención de agua, y situado en alturas elevadas, entre 550 y 750 metros. Un vino marcado por sus balsámicos, especias, canela, tostados suaves, carácter, longitud y calidez.

- Leles 2010 de Bodegas Bordejé: la historia de esta bodega es curiosa. Ya gozan de cierta tradición en la elaboración de vinos, siendo su primera añada en 1962, pero con un pasado algo “peculiar”, embotellando sus primeros vinos en botellas de Tio Pepe recogidas de los bares. Con este vino vivimos la fiel representación de la fruta de Garnacha llevada a su punto óptimo de madurez. Pura ciruela, guindas, pasas, fruta licorosa, y una boca madura, con una madera siempre bien integrada.

- Terrazas del Moncayo 2010 de Coop. Santo Cristo: por último, acabando con los vinos tintos, tenemos a este edición limitada con solo 1.700 botellas de producción, procedente como su nombre indica de las Terrazas del Moncayo, de alturas elevadas y suelos pedregosos, lo que conlleva unos rendimientos bajos. Notas especiadas, balsámicas, frescas, de pimienta negra, clavo, regaliz, puntos de café amargo, y cómo no, peso de fruta roja. Boca holgada, acidez tartárica, con un PH bajo, y un gran equilibrio.

Las 3 mistelas experimentales de Garnacha de 3 terroirs diferentes

Llamemos a estas mistelas A, B, y C. Misma variedad, la Garnacha y mismo tiempo de maceración, una semana. Veamos las similitudes y grandes diferencias en función únicamente del terroir de donde provengan.

Entre la B y la C las similitudes fueron notables, pero entre la A y la C, las diferencias fueron asombrosas.

La mistela A, de terreno calizo, puro caramelo de fresa y frescura. La B, por su parte de terreno más pedregoso, más tánica y golosa que la A. Fruta negra pasa y canela. Por último, la C, de terrenos arcillosos y raíces profundas, más golosa que la B y muchísimo más que la A, con un tanino más marcado y menor frescura.

En definitiva, una auténtica inmersión en el mundo de la Garnacha, de una zona con tanta tradición en su cultivo como el Campo de Borja, y que además trabajan en su investigación, para refinarla todavía más si cabe.