Comida y presentación de los vinos de Montilla Moriles en Madrid.

El día 5 de abril, tuvimos el honor de ser invitados por parte del  Presidente de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, a la presentación de los diferentes actos y actividades que organiza la vinoteca Lavinia, incentivando la promoción y la difusión de los vinos esta región cordobesa.

Al acto acudieron profesionales de diferentes ámbitos relacionados con el mundo del vino, responsables de la denominación de origen Montilla-Moriles, medios de comunicación, bodegueros, asociaciones para el fomento del vino, formadores, etc.

 

Todo ello en un ambiente cordial, distendido, alrededor de un buen menú armonizado con vinos de Montilla-Moriles, elaborado por Celia Jiménez del restaurante Celia Jiménez de Córdoba y Antonio García del restaurante Lavinia de Madrid.

Comienza el recorrido por Montilla Moriles

Piedra Luenga Fino (Bodegas Robles)

El aperitivo previo fue acompañado con los vinos Piedra Luenga Fino de Bodegas Robles, una bodega que apostó certeramente por la agricultura ecológica desde los años 90 de manos de la tercera generación familiar. La familia Robles, elabora vinos en Montilla desde el 1927.

• Nota de cata: El vino apunta con nariz joven, floral, hierba seca, almendra con una boca seca, viva, sabrosa, y con esa sutil nota de crianza biológica, con un frescor que invita a beber acompañando a unas siempre cumplidoras almendras fritas.

La graduación alcohólica de ese fino es natural, es decir, no está encabezado y pasa bajo velo de flor en barrica de roble americano durante dos años.

 

3 Miradas (Bodegas Alvear)

El otro vino fue de unos de los proyectos más interesante que se han forjado en Andalucía últimamente. Se trata del proyecto 3 Miradas que Bodegas Alvear realiza junto con Envinate. 3 Miradas Vino de Pueblo 2016, es una reivindicación con una constante búsqueda de que el suelo donde crecen esas viñas de Pedro Ximenez, exprese una personalidad y un estilo propio. Un gran éxito de recuperación de los vinos tradicionales de la sierra de Montilla.

Para su elaboración, se parte de un ensamblaje de 6 vinos. Provienen del paraje de Riofrio con suelos calcáreos de albariza. La mitad de estos vinos fueron macerados con pieles.

El vino se crió previamente bajo velo de flor durante ocho meses en tinajas ovoides de hormigón de una capacidad entre 2.500 y 5.000 litros.

• Nota de Cata: la crianza en tinajas y una crianza corta biológica le hacen un vino vivo, con notas de tiza, sutiles levaduras, flores blancas con cierto volumen en boca, almendra cruda y sápido.Me pareció un acompañamiento óptimo para los canapés de anguila ahumada.

Antes de empezar la comida, el presidente de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, Javier Martín, dirigió unas palabras de agradecimiento, destacando la calidad de los vinos de esta región cordobesa y explicando el origen de algunos platos que se iban a presentar.

 

Fino Tauromaquia (Bodegas Gracia Hermanos)

El primer plato como aperitivo, fue mazamorra cordobesa con sardina cordobesa y manzana verde. Un plato que hunde sus raíces en la cocina árabe. Textura densa pero muy sutil donde la sardina realza en sabor con notas marinas y la nota de acidez lo aporta la manzana.

El vino que acompaño fue un Fino Tauromaquia de las Bodegas Gracia Hermanos presentado por el responsable de la Bodegas Gracia.. Una bodega fundada en el año 1952 y que actualmente pertenece al grupo Pérez Barquero.  Un vino que pasa 8 años aproximadamente de crianza biológica, es decir, bajo velo de flor.

• Nota de cata: Un vino punzante en nariz, de buena intensidad, fondo de almendra tostadas y laca de uñas con una boca fresca, llena de matices aportados por su largo tiempo de crianza, almendra tostada, sabroso y bastante persistente que llevo en perfecta armonía el equilibrio del plato.

 

Fino Criadera A (Bodegas Alvear)

El segundo plato como entrante, consistió en un tartar de presa ibérica, foie de cebollas y alcaparas. Un plato donde el aliño respetó maravillosamente la raza del corte de la presa de esos fabulosos cerdos que pasean por la evocadora zona cordobesa de Los Pedroches. El vino de acompañamiento fue un Fino Criadera A de Bodegas Alvear.

Hablar de Bodegas Alvear es hablar de historia pura del vino en el país ya que hablamos de una bodega fundada en el año 1729 situándola en una de las bodegas más antiguas de España.

Una familia de origen burgalés que de mano de Diego de Alvear y Escalera plantó sus raíces en tierras cordobesas dejando una impronta importante en el vino de la región. A lo largo de sus casi 300 años de historia, la bodega sigue en manos de la familia Alvear alargando su buen hacer y gran trayectoria.

Un vino único en la categoría, ya que su crianza biológica pasa los tiempos establecidos para este tipo de elaboraciones, ni más ni menos que una media de 12 años. Podríamos establecerlo en un fino amontillado con todas las palabras ya que la crianza biológica se va debilitando dando lugar a la crianza oxidativa.

• Nota de cata: Fino Criadera A es un vino de amplia, seductora y compleja nariz donde confluyen las notas biológicas de levaduras y flor blanca con las de fruto seco propias de vinos amontillados. Una boca muy punzante, compleja, ancha y poderosa donde su frescor mantenía a raya la untuosidad del plato. Eterno vino en boca.

La presentación del vino la llevó a cabo Fernando Gimenez Alvear, presidente CEO de la bodega. También nos hablo del primer vino tomado, Tres Miradas Vino de Pueblo.

 

Amontillado Marqués de Poley Viejísimo 1922 (Bodegas Toro Albalá)

Continuamos con el tercer plato, otro entrante, alcachofas mar y montaña con butifarra y chocolate. Verdura tersa, de plena temporada, donde la proteína de la butifarra daba porte con un baño suave de cacao.

Uno de los productos más difíciles de armonizar con vinos, son sin duda las alcachofas, y aquí siempre hay quorum en decir que los vinos generosos de Andalucía son el aliado perfecto para estos platos.

En este caso el aliado que acompaño perfectamente fue Amontillado Marques de Poley Viejísimo 1922 de Bodegas Toro Albala.

Bodega emblemática de la zona fundada en el año 1922 cuando José María Toro Albalá diseña desde los orígenes el perfil más reconocible de la casa, las crianzas longevas de sus elaboraciones para dar un perfil único y exclusivo a sus vinos. Desde sus orígenes, sus vinos finos eran los más demandados y celebrados de la zona. Se decía entre los vecinos de la comarca que sus finos eran eléctricos, que no era más que por la situación de la bodega en una antigua central eléctrica.

De ahí, su famoso fino eléctrico que todavía podemos comprar y que se han sacado tiradas especiales con un bonito diseño de la botella en forma de bombilla.

En los años 60, el enólogo Antonio Sánchez confirma y marca la calidad de la bodega, apostando siempre con las largas crianzas. Un camino fielmente seguido hasta nuestros días y que desemboca en una de las bodegas más personales del panorama vinícola nacional.

Un amontillado que entre su crianza biológica y oxidativa cuenta con 35 años.

• Nota de Cata: Bonito color ámbar oscuro con una nariz intensa, con notas de cava de puros, avellana, incienso y café. La boca muestra su profundidad y potencia, con un paso lleno de matices, ligeramente salino y un final larguísimo de fruto seco que conjuntaba realmente bien con las notas sutilmente amargosas del plato.

La presentación del vino la llevó a cabo Antonio Muñoz, Brand Embassador de la casa. Buen futuro se atisba para continuar con el gran legado familiar.

 

Amontillado Amón (Bodegas Delgado)

Pasamos a la sección de segundos platos con una corvina asada con batata, concasse de tomate y cilantro. Pescado impecablemente asado de gran sabor que ensamblaba bien con el dulzor del tubérculo, la acidez del tomate y el frescor de la hierba.

El vino que acompaño este plato fue Amontillado Amón de Bodegas Delgado.

Una bodega que inicia su andadura en el año 1894 de manos de Don Antonio Delgado Gálvez y Doña María Estrada Pérez, su mujer en el pueblo de Moriles, donde compran una partida de botas de cierta edad. Un vino procedente de soleras muy viejas, con una crianza biológica y oxidativa de 50 años.

• Nota de Cata: Una nariz de una arrolladora personalidad, complejo, frutos secos, praliné, tostados y ebanistería. En boca es profundo, potente, frutos secos destacando avellanas tostadas, especias, tabaco y muy persistente.Curiosamente al beberlo con el plato realzaba la salinidad y el frescor. Muy bien.

La presentación del vino la realizó uno de los responsables de la bodega y miembro de la cuarta generación familiar.

 

Oloroso  (Bodegas Del Pino)

Siguiente plato dentro del apartado de segundos fue rabo de toro al Moriles. Una interpretación personal de este plato tan distintivo en Córdoba que tenía una ternura y un equilibrio de sabores sin igual.El vino que conjunto este plato fue Oloroso de Bodegas Del Pino.

Bodega familiar enclavada en la población de Montalbán desde su fundación en 1935 por Manuel del Pino Cañete. El objetivo de sus inicios era elaborar vinos dulces de Pedro Ximenez. Luego más adelante, sus hijos deciden ampliar la gama de vinos.

Sus paseras son de una calidad contrastable en la región, produciendo más de 6 millones de kilos en un paisaje lleno de trabajo y esfuerzo para desecar esas uvas y concentrarlas en verdaderos elixires. Actualmente cuentan con 200 hectáreas de viñedo propio.

Desde el año 1952, la crianza y el almacenaje lo realizan en una bodega en la localidad de Montilla. Un vino que sigue una crianza exclusivamente oxidativa al tratarse de un oloroso.

• Nota de Cata: Nariz intensa, nueces, notas de laca, fruta pasificada, caja de puros. En boca es profundo, amplios matices que van desde las notas de fruta pasificada, pasando por notas especiadas, frutos secos, maderas con un amplio recorrido.Trabajo en boca aportando viveza, complejidad y persistencia al plato.

El vino fue presentado por Juan Manuel Bellver, director de Lavinia España.

 

Amontillado Viejo de Lagar de Benavides

La fiesta en la mesa continúa con la sección de postres. En primer lugar, se presenta queso de Zuheros emborrao en galleta cítrica con peras al px.

Sin duda el protagonismo era para este gran queso de cabra de la preciosa localidad cordobesa de Zuheros. La notas cítricas y dulces del acompañamiento realzaban el sabor del queso.

El acompañamiento esta vez corrió a cabo del Amontillado Viejo de Lagar de Benavides. Una sorpresa para todos ya que era la primera vez que embotellaban este vino así que para los responsables de la bodega era muy importante escuchar las reacciones de las mesas. Bodega situada en Moriles Alto.

• Nota de Cata: La nariz guarda fruta de su pasado de crianza biológica, flor blanca, hierba seca, fruto seco, fina salinidad. En boca es amable, con notas de fruta muy madura, especiados, fondo torrefacto y de avellana.

En mi opinión es un vino que posee un frescor y un equilibrio excepcional quizás por no estar encabezado. Pienso que es un amontillado ideal para un acercamiento amable a los vinos generosos.

Al tener estas características, el vino conjunto maravillosamente bien con el plato, dando equilibrio.

Juan Manuel Bellver, director de Lavinia España fue en encargado de hablarnos del Amontillado Benavides.

El siguiente postre se trata de una tartaleta de chocolate, postre para amantes del chocolate donde este brillaba por su buena calidad.

 

PX 1902 (Bodegas Cruz Conde)

Para este plato y como fin de la fiesta gastronómica se presentaron dos vinos dulces. En primer lugar, un PX 1902 de Bodegas Cruz Conde.

Fundada en al año 1902 por el comandante Don Rafael Cruz.  La bodega está situada en el mismo casco urbano con una superficie de unos 14.000 m2. Dentro del recinto, reconocida por su preciosa arquitectura se sitúa la bodega de crianza El sótano.  En las instalaciones también hay un interesante espacio para la elaboración de destilados con numerosos alambiques.

El vino tiene una crianza oxidativa mediante el sistema tradicional de solera y criaderas durante más 5 años en botas de roble americano.

• Nota de Cata: Vino de buena calidad con esas notas en nariz de arrope, fruta pasificada y algarrobo tan características. La boca tenía buen balance entre dulzor y acidez con muchas notas de fruta pasa con fondo especiado que envolvían bien los ricos amargosos del postre.

 

PX La Cañada (Bodegas Pérez Barquero)

Seguidamente se sirvió el segundo vino dulce, PX La Cañada de Bodegas Pérez Barquero.

Esta bodega tan premiada y renombrada se funda en el año 1905. Sus viñas enraizadas en suelos calcáreos de albariza, se sitúan entre los ríos Guadalquivir, Genil y Guadajoz.

Un vino de crianza oxidativa mediante el sistema dinámico de soleras y criaderas con una vejez de 25 años de media.

• Nota de Cata: Nariz profunda, lleno de matices, cautivadora, yodados, fruta pasificada, toffe con buena estructura en boca, untuoso, largo, especiado con fondo de café con leche que ensamblo genialmente con el postre de chocolate.

Un responsable de la Bodega Pérez Barquero presentó su vino y también nos habló del primer dulce.

Finalmente, el tándem de cocineros por Celia Jiménez del restaurante Celia Jiménez de Córdoba y Antonio García del restaurante Lavinia de Madrid, junto con el presidente de la denominación de origen, Javier Martín y el director de Lavinia España, Juan Manuel Bellver, nos dirigieron unas palabras hablando de la personalidad y capacidades culinarias que tienen este tipo de vinos.

Sin duda un mediodía fructífero entre profesionales del vino unidos para realzar esta gran zona vinícola española llamada Montilla-Moriles.