Peña La Verema

Cata de Garnachas blancas en una noche de verano

En una típica noche de verano la Penya La Verema eligió el Bar Pepico, regentado por nuestro queridísimo amigo Pepe Ferrer, para despedir el curso enológico hasta después de las vacaciones estivales. En esta cata, organizada por Iñaki Blasco in extremis tras haber vivido unos días de recién estrenada paternidad, el protagonismo debería haber recaído en la garnacha blanca, pues así lo había pensado el organizador. Sin embargo, la falta de puntualidad de algunos, junto al relajamiento típico que trae consigo esta época del año y el sobrevenir de la noche, hizo que al final ésta quedara un tanto desvirtuada. Me explico.

No es que la cata careciera del necesario rigor con el que organizamos este tipo de actos, sino que el hecho de que se empezara tarde y de que ésta tuviera lugar al aire libre o, mejor dicho, a la luz de la luna, provocó que al final la cata fuera realmente casi a ciegas pues no se podía ver bien el color de los vinos. Además, el alto calor reinante hizo que la temperatura de éstos subiera rápida y notablemente. Por ello pienso que el resultado final bien pudiera haber sido otro muy distinto de haberse realizado la cata en mejores condiciones ya que, en mi opinión, el vino ganador fue el más fácil de beber bajo esas condiciones “extremas” y, por tanto, el más resultón. Pero, en cualquier caso yo me preguntaría: ¿A quién le importa? ¿No era verano? Desde mi niñez, siempre he entendido el verano como una época del año mágica en la cual los acontecimientos discurren con mayor lentitud y despreocupación, por ello, creo que a pesar de todo la jornada mereció la pena.

Además, en esta ocasión tuvimos la visita de nuestro amigo y forero Augusto Covo, procedente de Cartagena de Indias, que vino acompañado de su amigo Dionisio Vélez. Realmente, quisiera darle las gracias a Augusto por su generosidad y simpatía, ya que su llegada pareció la noche de Reyes, trayendo regalos para todos y cada uno de los allí presentes (café de Colombia, cigarros puros, vinos chilenos, etc.).

El primer vino catado fue un Clos Nelin 2001 de la D.O. Priorat elaborado con Garnacha Blanca, Viognier y Pinot Noir por la Bodega Clos Mogador de la familia Barbier en Gratallops (Tarragona). Estas tres varietales se elaboran por separado de tal forma que la primera de ellas permaneció tres meses en barrica; la segunda fue vinificada y criada sobre sus lías durante otros tres meses y, la tercera, se vinificó y permaneció durante seis meses en barrica. El vino aparecía bastante cerrado en este momento.

El segundo de la noche fue un L’Avi Arrufí Blanc 2001 de la D.O. Terra Alta, elaborado por Celler Vins Piñol de Batea (Tarragona). Para los que no hablan la lengua catalana os diré que el nombre significa el “abuelo Rufino”. Este vino está compuesto mayoritariamente de garnacha blanca y un 5% de moscatel. Fue fermentado en barrica nueva de roble francés y criado durante cuatro meses.

El siguiente vino catado fue un Morlanda Blanco 2001 de la D.O. Priorat, elaborado por la bodega Viticultors del Priorat (perteneciente al grupo Freixenet) en Bellmunt del Priorat. La composición es de un 85% de Garnacha Blanca y el resto con Macabeo.

Y, el último vino catado, y a la postre ganador de esta cata sui generis fue un Nerola 2001 de la D.O. Catalunya, elaborado por Bodegas Torres con Xarel·lo y Garnacha Blanca. Este es un vino elaborado por la nueva generación de la familia Torres a raíz de la incorporación de Mireia Torres.

Las puntuaciones medias obtenidas y los comentarios de cata fueron los siguientes:

1º Nerola 2001 D.O. Catalunya. Bodegas Torres. Xareló y Garnacha Blanca. Crianza en barrica de 300 litros de roble francés de Nevers durante 6 meses. 13 % volumen.
Puntuación: 7.5
Color amarillo pálido. En nariz destacan aromas florales (flores blancas), cítricos, fruta tropical (piña) y caramelo. En boca es fresco, con una acidez equilibrada y un poco goloso. Sin embargo, es bastante corto.

2º Morlanda Blanco 2001 D.O. Priorat. Viticultors del Priorat. 85% Garnacha Blanca y 15% Macabeo. Crianza en barrica. 14% volumen.
Puntuación: 7.3
Amarillo pajizo. En nariz tiene una muy buena carga frutal con notas de membrillo, fruta amarilla, mango, papalla y manzana madura. En boca es amplio, sabroso, con una agradable acidez y un final largo con un ligero amargor.

3º Clos Nelin 2001. D.O. Priorat Bodega Clos Mogador. 50% Garnacha Blanca, 30% Viognier y 20% Pinot Noir. Fermentado en barrica nueva de roble francés y criado durante 4 meses. 14% volumen.
Puntuación: 7.3
Amarillo dorado con reflejos “rojizos”. Aroma intenso con recuerdos a cítricos (limón maduro) y flores blancas. En boca tiene peso, es denso, tiene una buena acidez, es largo y equilibrado.

4º L’Avi Arrufí Blanc 2001 D.O. Terra Alta. Celler Vins Piñol. 95% Garnacha Blanca y 5% Moscatel. Fermentado y criado en barricas nuevas de roble francés durante 5 meses. 14,5% volumen.
Puntuación:7.0
Amarillo dorado. En nariz destacan notas de crema pastelera, levaduras, tostados de la madera, cebada y mantequilla. En boca es denso, glicérico, con buena acidez y intensidad media.

La cena servida a continuación fue magnífica. Empezamos con unas croquetas de bacalao, anchoas caseras, esgarraet, jamón ibérico –qué rico estaba-, chipirones plancha y tomate con bacalao y ajos. Todo ello regado con una magnum de Champagne Gosset Excellence Brut regalo de Pepe Ferrer que celebraba el nacimiento de su segunda hija (¡enhorabuena!). Este champán está elaborado por una de las bodegas más antiguas de la región, pues no en vano se estableció en Aÿ en 1584.

También abrimos un tinto novedad de Bodegas Gandía denominado “Vicente Gandía Generación 1” elaborado con Tempranillo y Garnacha que me gustó mucho. Muy Mediterráneo, fresco y agradable. Asimismo, Augusto Covo nos obsequió con un Santa Rita Casa Real 1997 (D.O. Valle del Maipo) que destacó por sus notas de fruta negra y su gran persistencia. A continuación se sirvió una degustación de quesos artesanos (Peña Mellera, Idiazabal, Comte, Serrat del Triat, Serrat de Gros y Gamonedo) y un entrecotte con D.O. del Valle del Esla que estaba soberbio.

Mientras seguía discurriendo la noche se abrió una botella de cava Kripta de Agustí Torrelló (regalo de Iñaki para celebrar también su reciente paternidad) y, por último, justo antes del postre, Paco Higón nos mostró, no sin pasar por algunas dificultades técnicas, cómo se degüella con unas tenazas calentitas un Oporto Quinta do Noval Vintage 1995 también obsequiado por Pepe (tu hija no ha venido al mundo con un pan debajo del brazo, sino con unas cuantas botellas de vino). En fin, esto es lo que dio esta “mágica” noche de verano a la luz de la luna de Valencia.


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