Blog de Jordi Melendo

Piedras que unen, piedras que separan

Mi colección de piedras y tierra de diferentes zonas vitivinícolas del mundo va creciendo. Después de mi artículo Sobre piedras y grandes vinos algún amigo ha tenido la simpatía de mandarme unas piedras de su terruño. Incluso este fin de semana en Porrera he descubierto una curiosa piedra calcárea a la que llaman "pinyolet" y que se encuentra en algunas fincas de viejas garnachas del Priorat.


A esta colección de piedras y grapados de tierra originarias de los valles del Loira y del Ródano, de la Champagne, del Penedès, del Priorat, de la Toscana, del Douro y de tantos otros lugares en los que nacen grandes vinos, provisionalmente guardadas en tarros de barro y jarros de cristal, he añadido una piedra especial.


Se trata de un pequeño trozo del Muro de Berlín, el cual mañana hará 20 años que cayó al suelo derribado por la fuerza de la libertad. Este trozo de cemento coloreado con grafiti me lo trajo otrora un buen amigo quien pocos años después de la caída del muro visitó Berlín (buen amigo sería cuando una noche, a las 2 de la madrugada, me llamó por teléfono desde la Puerta de Brandeburgo, donde se encontraba en plena celebración festiva).


El porqué de todo esto es para celebrar los 20 años de la caída del “Muro de la Vergüenza” y para constatar que las piedras pueden unirnos y separarnos. Las que dan como fruto un vino nos unen y con las que se construyen muros nos separan. Aunque todo lo que nos separa puede caer. Como ahora hace 20 años cayó ese muro.

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