Caligo, un vino dulce extraordinario
Jordi_Melendo
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La historia del “vi de boira” (vino de niebla), Caligo, es más que singular. Pedro Doménech, enólogo de las Bodegas Torre del Veguer (D.O. Penedès), posee unos viñedos en Pontons, situados en la zona alta del Penedès, entre 700 i 800 metros de altitud. En el año 2003 y por azar empieza la historia del Caligo, un vino dulce que está despertando el interés de las mejores tiendas especializadas, de los restauradores y de los críticos de vinos de nuestro país. Pedro tenía que vendimiar de noche una parcela de Chardonnay, cuyas uvas iban destinadas a una empresa productora de cava, para la elaboración del vino base. Las uvas tenían muy mal aspecto, el grano estaba afectado, por lo que decidió no servir la vendimia. Ese mismo año, en uno de sus viajes a Francia, compró un libro en el que aparecía una fotografía de unas uvas de la zona de Sauternes, donde nacen los más exclusivos vinos dulces del mundo, que estaban afectadas por la podredumbre noble. Viendo esa fotografía Pedro Doménech recordó que tenían el mismo aspecto que sus uvas en Pontons. Hicieron unas primeras pruebas de las que salió un vino dulce más que aceptable. Ahora ha salido al mercado el Caligo, correspondiente a la cosecha 2005. Las botellas de 37,5 cl., a 32 euros cada una, se están agotando rápidamente. El de la cosecha 2006, ahora está en barricas nuevas de roble francés de Limousin y Allier, mientras que el de 2007 está en depósitos de acero inoxidable. A estas nuevas cosechas, en el cupage sumarán al Chardonnay, vinos de Albariño y Sauvignon Blanc. Antonio García, ingeniero de telecomunicaciones y cuñado de Pedro se ha sumado al proyecto. Están construyendo una bodega en Torrelles de Foix.
El Caligo es un vino dulce, glicérico y untuoso, sin resultar pesado por su marcada acidez, y tiene una gran persistencia en boca. Sus notas aromáticas nos recuerdan la miel, la piel del melocotón, tostados que provienen de la botrytis y especiados procedentes de su crianza. Merece la pena probarlo.