Diversidad enológica

Montaje del post: Josep Gallego

Fotos: Gaspar Fernández

Texto: Daniel Monsonis (Eclectic)

Encuentro del Grupo de Catas Valencia, en su edición de febrero. En esta ocasión el lugar escogido para la celebración fue La Cepa Vieja, que como pasaremos a relatar, cumplió muy holgadamente las expectativas depositadas. Algunos llegaban con agujetas en sus papilas gustativas después del intenso fin de semana vivido con la celebración del Encuentro Verema, pero haciendo gala de gran profesionalidad fueron todos puntuales con la cita.

La temática nos llevó de ecléctico recorrido por la diversidad enológica de latitudes menos transitadas habitualmente, donde sin pisar Francia, Alemania ni Italia, y pasando tan solo de puntillas por el sur español, pudimos catar vinos estupendos y singulares. Ocasión para asomarse, para más de uno por  primera vez, a países como Eslovenia, Croacia, Georgia o Líbano, a varietales como la Blaufränkisch, Posip, Plavac Mali o Mtsvane y a productores como Movia, Uwe Schiefer o Korta Katarina por ejemplo.

La grata impresión generalizada podría constituir  un pequeño tirón de orejas al excesivo mimetismo en el que viven instaladas muchas de las cartas de vinos de los restaurantes y tabernas de este país, donde te halles en Madrid, Barcelona, Valencia o en Agua Amarga (Almería) te encuentras casi siempre con los mismos productores, las mismas referencias, aparentemente acongojados por no salir en la foto si alguien se mueve.

Como invitados especiales en esta ocasión nos acompañaban dos personajes del mundo del vino a los que precisamente no se les puede acusar de falta de inquietud a la hora de construir su oferta de vinos, Luca Bernasconi, quien lleva la batuta de los  restaurantes Rodamón y Celler del Tossal , ambos en Valencia, con sobrada solvencia, y Joaquín Prieto, sumiller de La Cuina y Sents, las muy recomendables opciones gastronómicas de los hermanos Prieto en la localidad de Ontinyent. En ambos casos puntos de peregrinaje obligado para los amantes del vino.

Los comensales fueron recibidos a ritmo de burbuja, con una copa de un cava brut nature mucho más que correcto si atendemos a su precio, Masía Pau Nº1.

Ya sentados alrededor del ring enológico, y previamente a que empezará a servirse la cena, eso sí, disfrutando de excelente pan y aceite, fue el turno para los dos representantes de Georgia, concretamente de la región de Kakheti, y ambos de la bodega Pheasant´s Tears.

Mtsvane 2011. Vino blanco, o como rezaba la etiqueta, vino ámbar. Ciertamente de esta tonalidad visual, complejidad olfativa, con notas que nos recordaban a miel y ceniza, producto de su crianza en Qveris. Tinajas de barro con recubrimiento interior de miel para reducir la porosidad, enterradas y cubiertas posteriormente de ceniza. En boca los 0,04 gramos de azúcar residual que marcaba su ficha técnica no engañaban, muy seco, quizás incluso algo áspero. Shavkapito 2011. El representante tinto resultó más convencional, si es que algo en estos vinos puede calificarse de convencional. Algún balsámico pero sin alcanzar grandes cotas de expresividad.

Cena en 4 capítulos y epílogo:

Primer plato: - Ensalada con carpaccio de pez espada y gambas picantes en tempura con vinagreta de citricos apio e hinojo, plato muy refrescante para empezar, muy rico el carpaccio equilibrado con la vinagreta y con toques picantes muy agradables.

Con cada plato se sirvieron dos vinos. En este caso Weisser Schiefer 2011, coupage donde predominaba la Welschriesling, que no guarda parantesco con la riesling del Rhin, y es también conocida como riesling itálico, Olaszrizling (Hungría), Laski Rizling (Eslovenia), Grasevina (Croacia), y con un 10% de pinot blanc y un 10% de grüner veltliner.  Fresco, mineral y versátil para el maridaje. Fue la primera aproximación a los vinos de Uwe Schiefer, autodidacta internacionalmente reconocido por sus Blaufränkisch. Y Chateau Musar 2005, representante libanés de la noche. Un vino untuoso, cremoso y cuyos aromas te podrían transportar a la nariz de un cava o champagne, con notas de levadura, fruta y recuerdos florales muy interesantes. Un vino que por estructura podría acompañar sin problemas platos de mayor peso.

Segundo plato.:  -  Trio de Ventresca de atún, una parte confitada en AOVE , la otra con un ligero escabeche y la tercera con un toque de pimenton. Muy buena la ventresca en sus tres versiones aunque destacaría especialmente la escabechada ligeramente. Divertido juego de sabores con un mismo producto base. Muy bueno.

Con la segunda entrega llegó el turno para Eslovenia de la mano de Movia, que se erigió en uno de los triunfadores de la noche en la votación final, con sus dos vinos en el Top3. En esta votación, de reciente instauración en el grupo, cada asistente elige el mejor vino blanco y mejor tinto de la noche según su criterio. En blancos el Movia Chardonnay 2009 se llevó la corona, con 8 votos sobre 12 posibles. Realmente una gozada de vino, que probablemente en caso de tener una procedencia de mayor pedigrí elevaría sustancialmente su cotización. Un vino de color amarillo dorado con la nariz algo parca al principio que posteriormente mostró especialmente notas vegetales y florales acompañado de recuerdos a frutos secos. En boca se mostró especialmente untuoso, con buena acidez, mineral y amargoso, con un final de muy buena longitud.  Movia Cabernet Sauvignon 2005, interesante cabernet que mostraba viveza y frescura a pesar de sus años, muy vegetal en nariz y algo más frutal en boca, con la crianza integrada y final de buena persistencia.

Tercer plato: - Tartar de longanizas del mercado central y tosta de pan de pueblo con botifarra blanca de perol sobre base de puerro pochado y setas al tomillo. Creo que el nombre de los platos ya nos da una idea  de que se trataba de un plato muy bueno, interesante y que aunaba frescura como elemento base en el tartar y mayor contundencia en la tosta.

Momento para dos blancos de poderío, Nussberg Alte Reben Gemischter Satz 2012, elaborado por Wieninger en la región de Viena, Austria, una oda al ensamblaje, con hasta 9 cepas. Le costó ir mostrándose debido a cierta reducción, pero desde el primer momento asomó el pedernal, la fruta en segundo plano, al final fue creciendo y Korta Katarina Posip 2012, Posip, uva autóctona de la región croata de Dalmacia, principalmente cultivada en la isla de Korcula,  un vino que se mostró menos tímido, aunque para algunos que habíamos tenido ocasión de beber un 2011 meses atrás, nos dejó con la sensación de que con un poco más de botella hubiera dado más juego. Mostro cierto desequilibrio pero gran potencial.

Cuarto plato: Pluma ibérica de Salamanca con rejas de patata al romero.

Volvia Schiefer a escena, en esta ocasión con el Blaufränkisch Eisenberg 2012, el tinto mejor valorado de la velada, sencillamente una delicia. Los suelos de Eisenberg constituyen una denominación de origen calificado (DAC en Austría), donde solo está permitida la elaboración con esta variedad. Que podríamos meter en la liga de las pinot noir o cabernet franc, por su frescura y sutileza. Uwe Schiefer prescinde de barricas y utiliza solo grandes depósitos de madera, fermentaciones espontáneas sin adición de encimas ni correcciones de acidez, sin filtrar ni maquillar en la botella. Aquí es donde los viñedos de Eisenberg muestran todo su potencial y merecen la consideración de vinos de terroir. Un vino muy fresco, frutal, con notas especiadas, hierbas de monte y flores sobre notas ahumadas y de torrefactos. Korta Katarina Plavac Mali 2007. Plavac Mali es la varietal tinta reina en Croacia, asociada a la primitivo o zifandel. El vino, quizás por una incorrecta conservación de la botella, mostraba síntomas de evolución y para mi frustración no pudo mostrar la opulencia y complejidad de otra plavac mali 2007 catada recientemente. Pero son sin duda vinos muy interesantes para aquel que tenga ocasión de catarlo en algún viaje por aquellas bellas tierras, ya que resulta prácticamente imposible encontrarlos en España.

Postre: - Tarta de chocolate fondant y tarta de queso curado de Almedijar.

El colofón lo puso Sibarita, oloroso viejísimo de Domecq. Un guiño a la reciente paternidad de uno de los miembros del grupo y apasionado de los vinos de Jerez. Un vino con notas de frutos secos en nariz, ahumados, notas golosas y un sin fin de sensaciones. En boca se trata de un vino con fuerza, amargoso, con el dulzor contenido y con un final muy largo.

En fin, Raul y Cecilia nos hicieron sentir como en casa, y es que La Cepa Vieja constituye por méritos propios, pasión y buen hacer,  parada obligatoria para enófilos que gusten de una cocina honesta, cercana y de temporada.

En el plano personal satisfacción  por haber logrado hacer disfrutar  con esta modesta aportación que nos permite seguir ampliando horizontes a todos los allí presentes. Por último una pequeña reflexión para aquellos que pudieran considerar que bebimos vinos raros, y es que tanto Croacia, Eslovenia como Austria superan ampliamente en consumo de vino anual per cápita a España, donde está en niveles, sobre todo entre la juventud, que distan mucho de lo que sería deseable.

Pero no es lugar ni momento para ese debate.