Sin lugar a dudas la primera sorpresa agradable que nos da la Bodega Tempore con su
Trazos de tinta 2009, es la magnífica presentación que luce el producto. Original, con su cilindro envolvente, pintado sin disimulo, con un diseño polícromo sugerente que pretende y consigue homenajear al gran artista Francisco de Goya. No en vano el proyecto de este vino incluye entre sus mentores a la Fundación Fuendetodos-Goya.
La segunda sorpresa viene tras las explicaciones de rigor. Monovarietal de garnacha, cepas viejas y control de temperatura para conservar el frescor de la fruta. Seis meses de crianza en barricas de roble francés con diferentes grados de curtido, y en roble americano, este dotado de un tostado más potente.
El vino aparece en copa con una calidad cromática rojo escarlata. Capa uniforme. Nariz en donde predominan las notas de cereza y arándanos, con alta intensidad. Avanza hasta alcanzar un recuerdo matizado a flores, no rosas; tal vez me inclino más a violetas. Boca que comienza con una entrada dulce muy sugerente, marcada por una especie de caramelo tostado. Recorrido que deja al descubierto la capacidad de unos taninos trabajados, presentes sí, pero no agresivos. Buen equilibrio de acidez. Persitente. Retronasal que muestra notas de tostadero de frutos secos. Incluso un apunte final torrefactado.
Un vino que despunta por su cordialidad y la intención de popularizar la garnacha entre todos los públicos. A mi juicio, lo consigue.
Recomendable.