Carlos serres crianza 2005.
Juan Cuatrecasas
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El crianza 2005 de Carlos Serres es uno de esos vinos cómodos, tanto en calidad-precio cómo en sus largos brazos capaces de abarcar desde una comida con aromas de sarmiento hasta una merienda en la ribera del río ó una simple aunque fructífera tertulia de amigos a la sombra de unos frutos secos y alguna pieza de queso. No es vino complejo, pero su armonía está fuera de cualquier duda.
Tempranillo y garnacha,crianza en roble francés y americano durante catorce meses, con 13% de graduación.
Color apicotado. Nariz de fruta roja, con tostados y un cierto aroma especiado. En boca, medio cuerpo, con taninos bien dibujados y sabor frutal que deriva en turrados ligeros. Agradecido. Final medio, pero elegante.
Un crianza con espíritu riojano, fácil de beber, goloso.
Bonita etiqueta con el rostro del pionero, el francés Charles Serres, que en 1896 fundó en Haro la primera bodega de La Rioja registrada como comerciante-exportadora.
Un vino de primera línea de vinoteca, socorrido y que no defrauda.