Vallegarcía viognier 2008.
Tiene fama la Viognier de ser uva que faculta vinos de corta duración. Por eso se recomienda beberlos en sus primeros años de vida. El orígen incierto de la uva y su complejo cultivo le dan un toque de misterio, acrecentado, como en el caso del Vallegarcía Viognier 2008, por una sensación en boca un tanto extraña. Estamos ante un vino pionero en España, elaborado por una bodega propiedad del empresario Alberto Cortina Alcocer y cuya responsabilidad creativa recae en un joven ingeniero agrónomo con Máster en Enología, Adolfo Hornos.
En cata desarrollada el diez de Noviembre de 2010, me dió las siguientes impresiones personales :
Color amarillo intenso. En nariz se muestra muy floral, con alguna nota perdida de brioche. Es altivo por vía nasal, elegante y perfumado. Ya en boca, es untuoso y envolvente. Sin embargo, en su recorrido y ya al final desarrolla un gusto amargo, difícil de determinar. ¿Puede ser un tema de polifenoles?. Al menos no es astringente. Mi opinión es que la amargura va unida al propio vino como detalle adicional. Almendra verde que se une a un detalle cítrico.
Es curioso que en las fichas de cata que por curiosidad he buscado con referencia concreta al 2008 del Vallegarcía blanco Viognier, no se diga algo al respecto de la amargura descrita. Me entra la duda, ó yo tenía un día raro, ó la botella catada estaba cargadita de fenoles. Alguién por favor que me aclare la cuestión. Aunque insisto, en mi opinión esa sensación de acíbar es una característica más de este vino.
Tiene un recorrido medio, y finaliza con impacto retronasal, breve pero certero.
Un vino entre curioso y raro, que puede servir para polemizar amigablemente entre catadores.
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anonimo
Hola Juan, yo probé en su día la añada 06 en noviembre del 09 y me gustó y no encontré esas notas de amargura que comentas, pero cierto es que es un vino particular, pero en mi caso resultó más que satisfactorio. La añada que comentas no he tenido la oportunidad de probarlo.
Saludos -
Carlos, te agradezco el comentario. Es curioso pero la sensación de amargura es plena y llega ya en boca de un modo rotundo.
Por lo que tú me dices, debo pensar que tal vez se trata de un efecto fenólico. Aunque tú y yo sabemos que cada añada en los vinos es un mundo. En fin, espero más comentarios que me hagan inclinar la balanza. Yo apuesto todavía a que es un efecto más propio de la añada que de fenoles. Veremos si hay más comentarios y que me dicen. Gracias por colaborar y un abrazo,
Juan Cuatrecasas