Prado enea 2001 gran reserva-bodegas muga.
Juan Cuatrecasas
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Del criterio de la paradoja, pocas veces salen conclusiones razonables. Pero es evidente que la propia vida es una paradoja y que nuestras cabezas están repletas de contradicciones. El Prado Enea 2001 es una de ellas, magnífica eso sí. Y lo es porque tras un coupage de abundante tempranillo, complementado con pequeñas proporciones de graciano, mazuelo y garnacha, se esconde un vino tradicional pero moderno,( lo cuál es como decir guapo aunque feo, listo pero tonto...). El Prado Enea fermenta en depósitos de roble sin añadidos de levaduras. Después pasa durante doce meses a depósitos de roble, treinta y seis meses en barricas de roble y otros treinta y seis en botella. Con trece grados y medio, el resultado es un vino muy riojano, aunque tocado por la dicha de los nuevos tiempos.
Mi cata personal queda del siguiente modo :
Color picota agranatado con ribete teja. En nariz, madera perfumada con posterior trazo de frutos rojos acompotados y tabaco. Retazos micológicos, boletus edulis y algún recuerdo terroso. Boca elegante, correcta acidez, con amplitud y persistencia justa. Muy equilibrado en la balanza entre madera y fruta.
Tal vez resulte un tanto infanticida degustar un 2001, porque me juego las papilas a que con más paciencia puede ganar complejidad y expresividad en botella.
Recomiendo esperar un año más para abrirlo y degustarlo en su más brillante momento. En todo caso, un vino cuya calificación merece un sincero sobresaliente. La guarda en vinoteca le hace justicia.
Un grande del vino de Rioja.