Arteso 2004 bodegas ontañón.

Conocí este vino recién salido de sus cepas madre, cómo un orgulloso bebé con ganas de expresar sensaciones y agradar. Fue una copa magistral, sabrosa, digna de ilusión por parte de sus creadores, los responsables de Bodegas Ontañón, Raquel y Rubén Pérez Cuevas. Puedo decir, que dentro de la gran colección de vinos que La Rioja ofrece hoy en día al mercado consumidor y catador, el Arteso es una demostración palpable de amor por la viña, sin más vocación que expresar viña y terruño, lo cuál, por cierto; no es poca pretensión.
Formado por un coupage de uvas tempranillo, garnacha y graciano con cuatro meses de formación en barrica nueva de roble, el Arteso es una declaración de intenciones tan riojana como de amor al vino. El concepto vino de autor, que tan poco me gusta; queda reducido a cero cuando nos sentamos delante de una copa de Arteso. Personalmente no lo veo como uno de esos vinos de autor, tan engolados y sin embargo, a veces, carentes de personalidad. Quién prueba una copa de Arteso pronto percibe que tras su etiqueta se esconde algo tan simple, aunque complejo a la vez, como es la intención de transmitir vino en estado puro, aunque unido a un afán de contemporaneidad, respetando tradición pero buscando una nueva senda, más actual.
Mis notas de cata personales quedan del siguiente modo :

Color malva intenso. En nariz recuerdos a fruta roja madura, bayas y un final que dibuja regaliz negro. En segunda fase aparecen recuerdos a nata sin azúcar. Boca ancha, con una entrada rotunda, un potencial tánico intenso pero bien rodado. Es agradable y su recorrido busca la amabilidad. Agradable en persistencia, con grado medio alto. Postgusto frutoso y que presenta un equilibrio perfecto entre dulzor, acidez y amargor. Imaginé notas de regaliz y moras.
Ameno, sabroso y pulido con elegancia. Potente pero bien educado.
Muy recomendable.