Viña sastre crianza 2005.
Juan Cuatrecasas
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La tinta castellana tiene en el crianza 2005 de los hermanos Sastre un ilustre reconocimiento. Catorce meses de barrica aportan la distinción a un vino que quiero definir como claro ejemplo de Ribera de Duero. El Viña Sastre Crianza 2005 es uno de esos vinos que suelo marcar como primera línea de vinoteca, socorrido y sin resultar deslumbrante, cumplidor. Los quince grados alcohólicos que atesora no hacen desvanecer el golpe frutal y se muestran tan bien integrados como la madera.
Color rojo apicotado, con una nariz preciosa, formada por un comienzo a fruta roja muy madura, cueros y tostados, y un apunte final que recuerda al café torrefacto. Es elegante en vía nasal. Boca que aporta un primario toque de dulzor bien conseguido, deslizándose hacia unos taninos bien armados, potentes pero no ásperos. El recorrido es amable. Persistencia en alto grado. Postgusto que acumula moras y cacao, y que termina apuntándome un atisbo especiado cercano a la vainilla.
Recomendable.