Cvne imperial reserva 2005.
Juan Cuatrecasas
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Un vino basado en la variedad tempranillo, formado en barricas de roble francés y americano, durante al menos doce meses, con trece grados y medio de porcentaje alcohólico, resulta a simple vista uno más dentro de la amplia galería de vinos que La Rioja ofrece con esas características. Claro está que si mencionamos el término Imperial, la cosa cambia, ó al menos debería hacerlo.
La leyenda del Imperial como vino para paladares exigentes tuvo su punto culminante años atrás, cuando la gente casi se pegaba por una de estas botellas. Los tiempos evolucionan, y hoy en día, el Imperial siendo un señor vino, queda rezagado, al menos a mi modesto entender.
Mi cata personal del Imperial Reserva 2005, queda reflejada del siguiente modo :
Color cereza agranatado oscuro, con ribete más claro de idéntico tono. Nariz un tanto alcohólica, con tostados y apuntes cafeteros. La fruta parece escondida tras la madera. Boca que repite la ausencia de fruta, y que representa con claridad un golpe tánico certero con apuntes de madera. Persistencia media, con un final tostado. Es un vino cuyo presente es débil aún, necesita más tiempo en botella. Tiene que madurar.
Para guarda y apertura en el futuro.
De momento, roza el desengaño.