Blog de Álvaro Moreno

Prowein & Charme

Prowein es quizás la feria del vino más importante a nivel mundial, se celebra en Dussëldorf y este año al coincidir con una escapada que tenía prevista desde varios meses atrás por el Mosela, provoco que modificara en parte mi ruta de viaje y me deje caer por esta moderna ciudad de noroeste alemán.

Cuando ves el programa de la feria y observas que se dan cita elaboradores de todos los rincones de la geografía vitivinícola se te hace la boca agua, en un solo día podría degustar vinos de regiones ya consolidadas como Francia, Italia, Alemania,… con otros nuevos exponentes de los que apenas tengo referencias como pueden ser vinos de Eslovenia, Grecia, e incluso vinos del Sahara (asesorados por Jose Luis Perez).

Pero voy a ser sincero, la experiencia no fue todo lo positiva que había imaginado, he tenido feria ya para largo tiempo. Cuando empezaba en esto del vino, citas como el Salón del Gourmet o el Salón Internacional del Vino eran grandes jornadas festivas para mí, pero con el tiempo te vas desencantando y te das cuenta de la frialdad de estos acontecimientos, percibes que donde verdaderamente disfrutas del mundo del vino es en algunas pequeñas bodegas cercanas que te abren sus puertas de par en par, o pisando la viña donde se percibe el origen y la verdadera esencia de esta pasión, y sobre todo en la mesa, en la barra, rodeado de buenos amigos con los que compartir grandes momentos copa en mano.

Quiero creer que estas grandes ferias tiene su porque, supongo y espero que sean el vehículo que permitan realizar grandes contratos a pequeñas y grandes bodegas que al fin y a la postre justifiquen los grandes desembolsos que a buen seguro habrán tenido que acometer. Pero desde luego creo que esta cita no es para personas como yo, y más cuando llevas 3 días de intenso de viaje por el Mosela a tus espaldas.

Ahora bien las 2 horas de viaje desde el Mosel hasta Dussëldorf, las 8 horas de pie pateando pasillos y pasillos en el que se agolpaban vinos de distintas procedencias internacionales, merecieron totalmente la pena por dos motivos, primero por algunas personas y vinos de interés que descubrimos, desde grandes blancos del Wachau, y los afamados Cracher en Austria, barolos y brunelos, algunos sorprendentes tintos alemanes elaborados con pinot noir, catar Pintas de la mano de sus creadores Jorge Borges y Sandra Tavares (matrimonio y dos de los grandes del vino Portugués). Pero sobre todo Prowein mereció la pena por desgustar por primera vez Charme, uno de los grandes vinos que Dick Nieeport está extrayendo en esa increíble región del Douro Portugués. En uno de los pequeños stand que representaban a la zona de Porto & Douro en esta feria, encontramos a Dick con síntomas de cansancio y de tampoco estar cómodo participando de estas macro-manifestaciones. Cantamos con él las nuevas añadas, recién salidas al mercado o en muchos casos siendo aun muestras de barrica, de algunos de sus vinos más representativos del Douro, tintos y blancos secos, Redoma blanco y tinto, Batuta, pero sobre todo me impacto el Charme.

Charme 2007 es uno de esos vino que te llegan, que destaca por algo entre la multitud. Fruto de variedades clásicas portuguesas como Tinta Roriz, Touriga Nacional, Touriga Franca y otras, procedentes de viejas viñas en la zona de Vale Mendiz a orillas del río Pinhão. Fermenta en tradicionales lagares de piedra y realiza la maloláctica y crianza de unos 16 meses en barricas de roble francés.
El precio y el apellido del vino te llevan a pensar cuando lo vierten en tu copa que estás ante un grande pero ocurre demasiadas veces que ese gran vino no es más que “uno más”, que sumado al cansancio que ya acumulaba y la sensación de decepción que se apoderaba de mí en ese largo día de feria, no me hacían albergar muchas esperanzas. Pero al acercar el vino a la “napia” ya hubo algo que me sorprendió, había mucha finura en la copa, no era excesivamente expresivo, aun se encuentra en una fase cerrada, pero se percibían aromas de fruta madura, aderezada con una madera de gran calidad muy discreta en el fondo. Ahora bien la grandeza de este vino está en la boca, tremendamente elegante, da muestras de una gran estructura y sin embargo es pura finura, una acidez totalmente integrada, fruta por doquier que le aporta una sensación de dulzura sutil. Equilibrio, armonía y eterno. Sin duda ha sido unas de las bocas que más me han sorprendido en mi bisoña trayectoria enológica, que conjuga la práctica totalidad de “detalles” que debe tener un vino 10.

Sensaciones y vinos como éste son los me mantienen prendado a esta pasión.

 

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