Blog de Álvaro Moreno

El Almuerzo

Sólo ver escrita esta palabra en la pantalla de mi ordenador me provoca sensaciones positivas, me ánima espíritu, me trae fantásticos recuerdos culinarios y sobre todo despierta mis papilas gustativas y me hace salivar. Lo reconozco son un fiel seguidor del “Almuerzo”. Pero ¿qué hay detrás de esta bonita palabra? Según el Diccionario de la Real Academia Española se define como “comida que se toma por la mañana” “comida del mediodía o primeras hora de la tarde”. Ya su dos principales definiciones nos provocan dudas de a que comida la podemos calificar como almuerzo y es que en función del país, incluso de la región en la que te ubiques podemos calificar como almuerzo a una cosa u otra. En muchas zonas, sobre todo de la vertiente mediterránea el almuerzo es la principal comida del día, que suele celebrarse sobre las 14 o 15 horas y se compone de al menos un primer y segundo plato normalmente acompañados de postre. Por contra en los países del norte de Europa y en general en todos los países anglosajones el almuerzo es una comida totalmente secundaria que queda reducida al consumo de sándwiches, bocadillos, ensaladas,… que pueden adquirirse ya elaborados en multitud de establecimientos dedicados en exclusiva a la venta de estos productos.

Hay muchas y sugerentes palabras que define al almuerzo en otros países e idiomas y que ahora estamos incorporando a nuestro vocabulario gastronómico básicamente por la utilización de las mismas en las nuevas elaboraciones y sugerencias que encontramos en las cartas de los restaurantes, como diría mi madre, modernos, o por decirlo de otra manera discípulos de la oleada “Gastro-Adrianista”. El Lunch, palabra anglosajona que se ha puesto muy de moda en nuestro país en los últimos años sobre todo para calificar ese aperitivo que se sirve antes de la comida o cena de una boda. O el Bag Lunch o coloquialmente denominado en USA como Brown Bag motivado por la bolsa de papel marrón en la que se suele llevar ese bocado que los yanquis se “benefician” a media mañana. Incluso podemos mencionar el Dim Sum, y más teniendo en cuenta las influencias y el importante peso que está tomando la cocina asiática en la cocina internacional. El Dim Sum, es una comida china y más en concreto cantonesa (algún día nos extenderemos en este blog para exponer la variedad tan grande de cocinas que hay dentro de la genéricamente conocida como china). Consiste en pequeñas obleas rellenas de carne, pescado o marisco que tradicionalmente en todas las provincias de Cantón se consumen como postre con té, pero que en el resto de China suelen conformar lo que hemos venido denominando como almuerzo. Lo que más me gusta es su traducción “tocar el corazón”, eso es lo que a mí me provoca el tentempié de media mañana en su versión “cañí”.

Yo como buen tripero que soy me quedo con el almuerzo castellano, al que yo vengo alabando y disfrutando de él cada día que puedo, eso que los anglosajones definen con un acrónimo Brunch (Breakfast y Lunch), es decir aquella comida que se realiza de 10 a 12 de la mañana, habiendo sido precedido por el desayuno horas antes, normalmente en el domicilio particular de cada uno, y dejando el estomago preparado para posteriormente al final de la mañana completar la mitad de la jornada con una buena comida de mesa y mantel.

A mí me encanta almorzar, reconozco que no me “homenajeo” todos los días por eso de mantener un poco la “chapa”, pero aquel día en el que uno hace un paréntesis en su jornada laboral y se encamina sólo o en buena compañía a uno de los grandes templos que de este arte encontramos en Segovia, la expresión de mi cara cambia de brillo, me visto con mi mejor sonrisa y me predispongo a disfrutar de uno de esos destellos de felicidad de los que está salpicado el día.

A pesar de mi condición de “lechuzo” (goloso) para esto del almuerzo yo soy del mundo salado (como en el Bulli). ¿De qué se compone mi comanda? “Dame un poquito de tortilla con….”, ese triangulo de tortilla no puede faltar en el plato del almuerzo (que curioso esto de las formas, la tortilla redonda, la tapa cuadrada o rectangular y el picho de almuerzo en forma de triangulo). Yo soy muy de acompañar esa tortilla con el guiso que tenga en el mostrador ese día el hostelero de turno, ya sean unos callitos, un poquito de lengua estofada, oreja guisada, …. Como se complementa la gelatinosa salsa del guisote con una tortilla española atemperada, jugosa y con un ligero perfume del aceite de oliva con el que se debería haber confitado la patata. El pan debe ser un compañero de baile obligatorio, y por favor, no seamos rácanos con el pan, para un día que nos damos un homenaje, ese “barquito” para dar “matarile” al plato, ¡¡bufff me estoy poniendo malo, estoy empezando a babear!!.

Y como diría un gourmet desfasado (en el vocabulario) en los tiempos que corren ¿Cómo maridaríamos este plato? Evidentemente un chato de vino, preferiblemente tinto por aquello de la fortaleza de los guisos castellanos, no le puede ir nunca mal a este bocado; una cervecita bien tirada, incluso en verano, para los no puristas, con un poco de gaseosa puede ser una gran alternativa; pero a mí personalmente un picho de tortilla con… me pide un café con leche, ya sé que quizás no sería lo más académico siguiendo las reglas más ortodoxas del Maridaje, pero podríamos decir que es una “asociación costumbrista”, es decir, llevo años almorzando tortilla y café con leche y eso provoca que mi paladar se sienta huérfano si algunos de los componentes de este dueto no entra en escena. Es como comerte un bocado de queso de Cabrales en Asturias sin su “culín” de sidra o unos langostinos en Casa Bigotes (Sanlúcar de Barrameda) sin su manzanilla.
Por favor, que ni el “Fashion Victim”, ni la “Operación Biquini”, ni los triglicéridos y el colesterol acaben con esta irremplazable tradición culinaria que a algunos tan buenos ratos nos regala.

¿¿Vamos a almorzar??

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