Rojo cereza de capa alta y pequeño ribete granate de irisaciones teja. Nariz de media intensidad bajo la serie terciaria con aromas de sotobosque y frutillos pequeños maduros. Hay especias, cueros, aromas de la serie animal, caza, grosellas, arándanos y moras. Tierra de maceta, bosque umbrío, y todo conforma un bouquet señorial, otoñal y serio. Notitas de sangre y mercurio, piracina, regaliz negro, leves vegetales y hojarasca, menta y cacao. En boca es fino, fresco, complejo y con sabores de frutas pequeñas del bosque maduras sobre matices terciarios y especiados, que se perciben en el posgusto y retronasal, dejando en el paso esa sensación levemente astringente pero también tánicamente viva y frutal. El vino tiene muy buena acidez lo que le proyecta una larga vida de botella, ahora es un niño y en 30 años será un espectáculo. Demuestra el verdadero y genuino carácter de los vinos de Pesquera elaborados por Alejandro Fernández, en los que el tipo de crianza y maderas utilizadas es determinante para conformar su ADN. Un vino que hunde sus raíces en el carácter de entender la tempranillo / tinto fino y su crianza, que ya es como parte de nuestra propia identidad enológica, tanto que podría ser también parte de la marca “ España “ la misma marca “ Pesquera “. Complejo y emotivo.

rojo picota maduro, ribetes granates. capa altísima

intensidad malta,predominio tostados y concentración,cueros,leve ciruela,vainilla y final láctico con café con leche.

boca seca, de estructura, tanino marcado,final largo y mucha extracción

Picota negruzco con borde del mismo color. Limpio, brillante y cubierto.
Nariz con matices bordeleses, algo tímidos en este momento de su vida. Moras y grosellas en óptimo punto de maduración, pimiento rojo, mina de lapicero, sangre, ahumados, café y piedras.
En boca nos encontramos con un Pesquera aún joven, con un alcohol y una madera bien tratados. Magnífica acidez, sorprendente para ser un 2008. Paso austero y amargo sin un excesivo repunte tánico. De momento parece que el ensamblaje de la fruta con el resto de las notas no esté del todo acompasado, unos años en botella obrarán a su favor porque tiene buenos mimbres.
Final largo.
Un Ribera sin excesos, solemne y bien perfilado. En ocho o diez años será un gran vino.