Un Chenín Blanc magnífico de un no menos excepcional elaborador. No muy evolucionado en color y con una nariz intensa, compota d emanzana, fruta madura, toques amielados y acaramelados y un intenso aroma mineral que envolvía el conjunto. Tremendo. En boca es más alegre que la Feria de Abril sevillana, vivo, danzarín, largo, profundo, intenso, con tremenda acidez en sus casi 35 años de vida. Bufff, una pena que no hubiera más botellas porque me ha parecido muy bueno.
Amarillo dorado pálido. Poco color para un vino con 34 años lo que indica que a este vino aun le queda muchísima vida.
Manual de lo que tiene que ser un vino blanco seco con años. Fruta amarilla muy madura, un pelín de miel. Minerales.
En boca tiene una acidez superlativa y una fruta tremendamente fresca.
Como única pega que el vino en nariz no dura demasiado pero en boca es largo.
Grande
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