Cuando vi la botella de 2017 me turbé. Me dije "copón ya?" Y luego vi que era el rosado chileno de Torres y me empezó a cuadrar :D

Me lo esperaba un pelín verdosete, pero nada de eso. Ya en nariz se notaba una buena fruta roja fresca, polvos de talco, flores, suave hierba recién cortada, notas vegetales, algo de monte bajo, un toquecito de pimienta blanca, cítricos...

Tiene una muy buena entrada y acidez, con esas fresas crujientes revoloteando por la boca, con flores blancas, suaves cítricos y esos herbáceos haciéndote salivar. Muy buenos amargos, con esa pimienta y notas como de polvora. Toques vegetales y balsámicos. Es un vino con una entrada carnosita, sedosa y que es de trago muy fácil.

Es un vino que se bebe rápido, pero con cierta complejidad y que me ha gustado bastante.

ya casi es de rutina comenzar con este caldo cada año, cuando en nuestro país apenas se ha comenzado a vendimiar. Igual que aquí este proceso empieza cada vez antes imagino así pasa en el Hemisferio Sur, pues yo no recordaba haberlo bebido nunca tan pronto.

Mantiene la botella bordelesa, la etiqueta renovada no hace mucho con la explicación de la misma en contraetiqueta, en inglés y castellano.

En la etiqueta mención al comercio justo , el varietal y alguna pincelada ecológica más.

Cápsula de plástico , corcho bien.

Bonito color rosa oscuro, limpio y brillante, menisco malva, lágrima abundante.

Nariz intensa: fresa ácida y grosella.

En boca un vino de trago largo, fresco, vivaz y con muy buen posgusto.

Un buen vino para la comida de domingo. Algo menos de 7€ en el ECI.