Contino: en busca del gran vino blanco.

Contino: en busca del gran vino blanco.

Aunque para muchos La Rioja es sinónimo de vinos tintos y de tempranillo, lo cierto es que en la tradición riojana no sólo encontramos grandes tintos y mucho menos sólo cepas de tempranillo. El caso es que investigar los orígenes de la zona implica sumergirse en la recuperación varietal y también engancharse al renacimiento de los vinos blancos, rosados y claretes riojanos que en su tiempo fueron también muy celebrados.

En este movimiento anti-globalización sería difícil no encontrar a un enólogo inquieto y amante, como pocos, de lo que significa la verdadera tradición riojana: Jesús Madrazo, director técnico de Contino.

Para conocer el proyecto nos juntamos en Mantequerías Castillo, en los días previos a las navidades de 2010, un grupo de amantes del vino, entre ellos sumilleres y buenos aficionados, para conocer no sólo el primer Contino Blanco que llegaba al mercado sino también una serie de vinos que son imprescindibles para entender la génesis del nuevo y prometedor blanco de Contino.

Los vinos que se cataron fueron: Contino blanco 2009, 2008, 2007 y 2006. En ensamblaje de estos vinos, como no podía ser menos, reflejando la riqueza varietal de la zona: viura, malvasía y garnacha blanca. La vinificación en depósitos de acero inoxidable y concluyendo la fermentación alcohólica pasan ser criados en barricas de roble de 225 y 500 litros alrededor de medio año.

El primero de los catados fue el Contino Blanco 2006 cuyo ensamblaje  fue 60% Viura; 20% Malvasia y 20% Garnacha Blanca y que acabó pasando una crianza de 5 meses en barricas de robles americano, húngaro y francés. Su analítica es la siguiente:
Acidez total en gr/l Tartarico: 4,55
pH: 3,29
Acidez Volátil en gr/l de Acético    0,4
La primera de las pruebas, de la que sólo se elaboraron 650 botellas y que nos mostró un perfil algo retraído, con una personalidad que yo tildaría de clásica.

Tras él degustamos el Contino Blanco 2007 con un ensamblaje de 51% Viura; 20% Malvasia y 29% Garnacha Blanca, repitiendo de nuevo los 5 meses de crianza en barricas nuevas de robles americano, húngaro y francés, y se introdujeron también barricas de 500 l. Las analíticas muestran:
Acidez total en gr/l Tartarico: 5,07
pH: 3,24
Acidez Volátil en gr/l de Acético    0,5
Sólo se elaboraron 1.300 botellas de este vino con cierto aire borgoñón y una atractiva mineralidad. De nuevo una prueba –¡y vaya prueba!- que no llegó a salir al mercado.

El tercer vino catado fue el Contino blanco 2008 fruto del ensamblaje de 60% Viura; 10% Malvasia y 30% Garnacha Blanca. Las barricas pasaron a ser todas de 500l .y sólo de robles francéses y húngaros, además la crianza se alargo 2 meses, alcanzando los 7 meses de barrica. En este caso las analíticas reflejan:
Acidez total en gr/l Tartárico: 6,5
pH: 3,05
Acidez Volátil en gr/l de Acético: 0,56
Sólo se elaboraron 1012 botellas de este blanco, que aparece algo más estructurado y maduro que las añadas precedentes.

La cata concluyó con el Contino blanco 2009, el primero que salió al mercado. Elaborado con un ensamblaje de 60% Viura; 20% Malvasia y 20% Garnacha Blanca, su crianza fue de 5 meses en barricas de 500l. de roble francés. Las analíticas nos muestran:
Acidez total en gr/l Tartárico: 5,8
pH: 3,09
Acidez Volátil  en gr/l de Acético: 0,5. De este vino se elaboraron 6035 botellas, muy bien definido y con un atractivo perfil en el que destaca el peso de la fruta.

Nos cuenta Chus sobre esta cosecha 2009:
“Vendimia ligeramente adelantada respecto a años anteriores debido a un verano muy caluroso y con escasa pluviometría. Sin embargo, las lluvias caídas a mediados de septiembre, no solo contribuyeron a solucionar los problemas de estrés hídrico de algunos vi ñedos y a recuperar las expectativas productivas, sino que fueron decisivas para la calidad final de la cosecha, ya que permitieron equilibrar la madurez alcohólica y la madurez fenólica, obteniéndose una cosecha de muy buena calidad.”

También tuvimos la oportunidad de probar una muestra de barrica del que será el Contino blanco 2010. El vino se mostró en una fase algo apagada, con las huellas del paso por madera muy poco evidentes pero también con una fruta algo tímida y esquiva. Con algo más de aireación, ganó en volumen y en definición, pero no le dimos tampoco suficiente tiempo como para evaluarlo de forma fiable. Habrá que esperar a su salida al mercado para disfrutarlo, pero también para diseccionarlo con tranquilidad.

La conclusión evidente es que se trata de vinos de largo recorrido. El 2009, por ejemplo, ofrecía mucho, pero prometía mucho más, así que la sensación es que evolucionara bien en botella, que le aportará más complejidad, tal vez expresando con más nitidez los prometedores atisbos de mineralidad que encontramos.

Unos vinos que habrá que seguir y que seguro mejorarán la ya imbatible reputación de los vinos de Contino entre los amantes del vino.