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Los foreros de Verema entrevistan al sumiller Axel Pitarch

El pasado jueves 28 de enero el sumiller y "Nariz de Plata 2014" Axel Pitarch se pasó por Verema y respondió a todas las preguntas que los foreros y foreras le dejaron a través de este hilo de foro. Habló sobre el vino, la hostelería, su carrera y el concurso que lo dio a conocer: La Nariz de Oro 2014.

Agradecer a Axel Pitarch su tiempo y dedicación, pero también a los foreros y foreras que con sus inquietudes y sus constantes ganas de saber se convirtieron durante un rato en auténticos periodistas. Os dejamos a continuación la entrevista online:

Ser sumiller

rrr¿Qué te dio el vino para hacer de él tu forma de vida? ¿Llegaste a la hostelería por el vino o fue al revés?
Como ya he explicado, llegué primero a la hostelería y desde ahí y años más tarde, me introduje en el mundo del vino. El vino me dio la posibilidad de progresar en mi profesión. En mis inicios como camarero me resultaba atractivo aprender poco a poco el oficio pero llegado un nivel dejé de aprender y necesitaba ocupar mi mente en otra cosa. Tenía la inquietud por el vino y tuve la posibilidad de estudiar sumillería y a partir de ahí podía desempeñar otras funciones en el restaurante, hacer mis cábalas y mis gestiones y también es gratificante ser un trabajador que se encarga de una parcela y es capaz de dar beneficios a la empresa.

He visto en tu biografía que comenzaste a sumergirte en la sumillería al llegar al Plaerdemavida. ¿Cómo fueron esos inicios?
Esos inicios por los que me preguntas los recuerdo con mucho cariño. Años antes tuve un compañero y amigo que recibió formación como sumiller y ahí me picó el gusanillo del vino. Después me alejé unos años de la hostelería y ese gusanillo permaneció latente, aletargado. Al llegar a Plaerdemavida y rodearme de sumilleres aquello brotó solo y en cuanto pude me inscribí en el curso de sumiller, pero eso, por sí mismo, no significa mucho.

Entiendo que ya habías tenido contacto con el mundo del vino, así que, ¿qué es lo que hizo que te dejaras llevar por la pasión del vino, hasta tal punto que poco tiempo mas tarde te convertiste en Nariz de Plata 2014?
Lo que me hizo llegar a la gran final de La Nariz de Oro es que yo iba a clase con mucho interés. Hay quien piensa que puedo tener una cualidad innata porque dos años después de terminar el curso ya era Nariz de Plata. No sé si tengo tal cualidad, lo cierto es que me encantaba escuchar a los profesores y apenas estudié, los conocimientos me entraban solos porque me resultaba muy lúdico, un aprendizaje muy significativo. Y a partir de ahí, cuando ya hay una base, uno puede ser autodidacta.

 

¿Cómo ves el futuro del concurso Nariz de Oro?
Creo que hay un futuro, de hecho no hay presente. El concurso ya no existe como tal al igual que la revista que lo organizaba, Vino y Gastronomía. Ello nos da una idea de lo importante que es el patrocinio de las bodegas y lo difícil y caro que es mantener un concurso, debo decir, tan impecablemente organizado. Supongo que hay unos derechos sobre el nombre 'La Nariz de Oro' como marca comercial y quizá en el futuro alguien los compre y retome la actividad, pero la verdad es que no sé nada.

¿Cómo ha sido la experiencia de pasar por restaurantes como El Poblet o Gadhus?
El Poblet y Gadhus son dos restaurantes muy distintos entre sí. En cada uno de ellos he aprendido cosas diferentes y han sido experiencias que valoro positivamente. En El Poblet hay una gran bodega y he aprendido mucho en cuanto a gestión y Gadhus está especializado en vinos portugueses.

En Plaerdemavida puedo tener total libertad para elaborar yo mismo la carta de vinos y puedo defender cada referencia en la sala con la convicción que da haberla elegido uno mismo. Es por otros motivos que no vienen al caso por lo que he regresado, después de casi un año fuera, a Plaerdemavida. Donde me formé como sumiller y donde está mi familia.

Confeccionas tú la carta o lo haces conjuntamente con Mari?
La carta de vinos está firmada al alimón por Mari y por mí. Cuando me hice cargo de ella la heredé ya confeccionada. A partir de ahí la he ido modificando con total libertad. Siempre pido permiso y Mari siempre me lo da. A veces ella también cambia alguna cosa o me da alguna directriz y yo tengo libertad para ajustarme como yo considere a lo que me pide.

Sala del Restaurante Plaerdemavida

¿Encontráis consenso a la hora de crear la carta de vinos? ¿Qué criterio es el que utilizáis a la hora de introducir una nueva referencia en vuestra carta de vinos?
Para elaborar la carta de vinos nos fijamos sobre todo en qué presupuesto queremos destinar a vino y qué vino buscamos o qué demanda queremos satisfacer con dicho vino. A partir de ahí buscamos el vino. Catamos y si nos da el perfil lo incorporamos. Con el tiempo, si vemos que no da el resultado esperado o hay que ajustarse en el presupuesto, quitamos algunas referencias.

¿Hay algún requisito imprescindible que necesitéis en un vino para que forme parte de vuestra carta?
El requisito imprescindible es que el vino esté correcto y valga lo que cueste. Otros factores son que haya un potencial cliente dispuesto a pedir ese vino, que no se solape con otro vino muy similar o que aporte a la carta un salto de calidad o una diferenciación. Normalmente encontramos consenso fácilmente, aunque no coincidimos en todo, cosa que también es sana.

Estudiaste sumillería y al poco tiempo te coronaste como "Nariz de Plata". Ahora estás en el Plaerdemavida, ¿qué proyecciones de futuro tienes? ¿te ves el día de mañana enseñando a otros todo lo que has aprendido?
Pues de momento me veo continuando con lo que hago. Gestionar la carta de vinos y estar presente en la sala durante el servicio. He tenido alguna aportación esporádica como docente en algún curso y bien podría prepararme algunos contenidos para dar clase, pero para eso, quien sea que lo organice me tendría que llamar para ofrecérmelo. De momento en Plaerdemavida también organizamos catas para grupos en las que explico al cliente los vinos catados. Quizá tenga algo de madera de profesor. Me suelen decir que tengo un lenguaje didáctico y ameno y me siento a gusto cuando explico. La gente, a veces amigos, lo valoran y eso es lo más parecido a enseñar que hago actualmente.

¿Cuál es tu principal fuente de alimentación a la hora de descubrir vinos: redes Sociales, asistencia a catas, boca a boca...?
Mi fuente para descubrir vinos es catarlos. Si uno no cata el vino, no lo conoce. Cualquier oportunidad es buena. Las catas organizadas, en las que uno se sienta, se toma su tiempo y puede tomar apuntes, suelen ser muy productivas en este sentido y en las ferias también se pueden sacar algunas conclusiones. Lo importante es conocer el vino organolépticamente. No me fío de etiquetas bonitas, fotos en redes sociales o notas de cata. Sí que me fío del criterio de algunos sumilleres que tengo en buena consideración, pero sigo su criterio para catar el vino, si no, no puedo decir que lo conozco.

 

Hostelería y vino

¿Te parece en general bueno el trato que se le da al vino en hostelería? No son muchos los locales que tratan el vino como se merece y a nivel de bar de barrio ni hablemos...

Generalizar siempre es injusto y hay distintos niveles muy diferenciados en este aspecto. La alta hostelería sin duda trata el vino de manera exquisita y a este nivel así lo debemos exigir, pero fuera de ahí la cosa cambia. Está claro que a los bares de barrio no les podemos pedir lo mismo, pero suelen dar muy mal trato al vino. Todo se suele reducir a unos pocos vinos tintos de primer precio que en síntesis son todos el mismo.

En el nivel medio encontramos de todo y pese a que ya va habiendo algunos locales, donde me incluyo, que damos al vino el trato que se merece, somos muy pocos y la media sigue sin salir. ¿Por qué? Porque al vino no se le da la misma importancia que a otros factores como, sobre todo, la cocina. Esto se puede apreciar mejor en locales “gastro” y otros restaurantes con grandes profesionales en la dirección de la sala y en la cocina, que cuentan con tecnología punta, pero donde no abundan los sumilleres con poderes para hacer y deshacer. Tienen buenos vinos porque tienen poder adquisitivo, pero la oferta es comercial y no hay asesoramiento. ¿Cuántos cocineros formados hay por cada sumiller formado? Ahí es donde tenemos que trabajar.

¿Encuentras receptivos a los clientes a la hora de aconsejarles sobre qué vino tomar o en la mayoría de los casos te encuentras con que ya tienen una idea preconcebida del vino que quieren beber y son reticentes a dejarse llevar?
Pues la verdad es que tengo mucho que aprender en ese aspecto. He sentido el poder del delantal de La Nariz de Oro y he notado que si lo llevo puesto la gente se muestra más confiada y pide más consejo. La corbata también ayuda, pero aún así yo creo que son mayoría los traen una idea preconcebida y no se dejan aconsejar. Por eso digo que tengo que mejorar. Mejorar en el análisis y la negociación con el cliente para que acceda a dejarse llevar y rebajar esa estadística, porque estoy plenamente convencido de que el cliente que se deja aconsejar obtiene una mejor experiencia. Nadie conoce la bodega como el sumiller que la está defendiendo día a día y en Plaerdemavida tengo la libertad de decirle al cliente que si no está satisfecho le retiro la botella y de momento nadie la ha devuelto.

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¿Qué te parece la situación actual de los vinos de Jerez en el mundo la hostelería? ¿Crees que los clientes aprecian cada vez más los finos, palos cortados, etc.?
El vino de Jerez está y ha estado siempre presente en la alta hostelería. Si bien para algunos consumidores entre los que me incluyo el Jerez es una maravilla enológica, no es un vino que a priori guste a todos los públicos y el consumidor histórico de estos vinos está ya cumpliendo muchos años, tantos que algunos ya han dejado de consumirlo.

Es por eso que desde las bodegas se está trabajando en seducir a un consumidor joven. Aquí ha jugado un papel crucial la proliferación de la figura del sumiller. En especial en la alta hostelería donde se suelen incluir gamas altas de vinos de Jerez en los maridajes. Ese formato, que no es otro que el vino por copas, ha dinamizado el consumo de vinos que difícilmente se venden por botellas.

¿Crees que el porcentaje que se carga a los vinos en muchos restaurantes está demasiado hinchado y frena que la gente consuma, disfrute y avance o los ves justificados? ¿Cual crees que sería el recargo "justo" en un restaurante que lo trate medianamente bien?
Pues sí. El porcentaje que se carga normalmente en mi opinión es excesivo. El quid de la cuestión está en esa palabra. Porcentaje. Esa fórmula de multiplicar por dos, por tres o hasta por cuatro está obsoleta y es propia de locales que no tratan el vino demasiado bien o lo consideran un bien superior o un producto de lujo.

Yo soy más partidario de cargarle al vino un fijo en concepto de conservación y servicio. Algunos vinos más caros también suponen un mayor coste en inmovilizado, no solo por su precio sino también por el tiempo que tardan en venderse y en amortizarse la inversión, por lo que un ligero incremento del margen resulta algo lógico y normal. El vino tiene que ser caro en la carta porque previamente es caro de producir, no porque se le cargue mucho margen. Las añadas antiguas se pueden salir un poco de esta ecuación y se incrementan los precios por el tiempo de inmovilizado y por la escasez de existencias. Algo parecido pasa con las gamas altas. Suelen tener más margen porque están en restaurantes que le aplican más margen por el servicio y la oferta que dan, pero a veces las encontramos en restaurantes más modestos a precios incluso por debajo del coste. Ley de oferta y demanda.

 

Mundo vino y elaboración

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Mi pregunta es respecto a los vinos de precios altos. Me parece lógico que se alcancen esos precios cuando la demanda es mucho mayor que la oferta (yo haría lo mismo si fuera bodeguero), pero la cuestión es: ¿Cuándo pruebas uno de estos vinos, suelen colmar tus expectativas o crees que para el público en general es más lógico vinos de gama alta pero a un precio más comedido?
Muy interesante tu pregunta. Yo creo que hay un gran desconocimiento por parte del consumidor medio sobre la relación calidad-precio de los vinos de gama alta, algo que es muy normal y no podemos esperar otra cosa. Hay que olvidarse de la ecuación facilona, “si disfruto mucho con un vino de treinta euros, con uno de trescientos voy a disfrutar diez veces más”. Error. A medida que va incrementando el precio sí que va habiendo en el vino una mayor complejidad o más matices considerados nobles y sí que hay diferencias entre vinos de treinta, cien o trescientos euros. Por otro lado, sí que es cierto que a partir de un punto entran en juego otros factores, la expresión del terroir, la tipicidad, las características diferenciadoras de un pago, la escasez de producción o la reputación y la historia de una bodega.

Todo ello influye en la ley de la oferta y la demanda sin que el vino tenga que considerarse forzosamente mejor, sino más excepcional o exclusivo. Vinos que valen lo que cuestan y vinos que no lo valen los hay de todos los precios, pero la expectativa de uno puede quedar colmada por un vino caro o no, no solo en función del vino, sino también de la propia expectativa que a veces no se ajusta a la realidad, una realidad que uno no conoce por no haber probado nunca un vino de un precio que le resulta prohibitivo.

Pagar cincuenta euros es ya un gran esfuerzo para un consumidor medio y seguramente el vino le vaya a encantar, pero hay que tener en cuenta que el consumidor suele empezar por vinos sencillos (y baratos) y va evolucionando a cosas más complejas, y que no todo el mundo evoluciona, por lo que hay que ver en qué zona se mueven nuestros gustos y qué expectativas tenemos del vino que vamos a comprar.

¿Cuáles crees que serán las tendencias en vinos que tendrán éxito este año 2016 tanto a nivel de España como a nivel de tu zona que es la Comunidad Valenciana?
Creo poco prudente aventurarme a adivinar futuras tendencias. Las tendencias actuales a grandes rasgos son elaborar vinos con expresión varietal y con poco aporte de madera, la recuperación de variedades olvidadas o desmarcarse de la rigidez legal de las Denominaciones de Origen para elaborar vinos con variedades o técnicas que no permiten acogerse a ellas. En esferas más altas parece que está de moda la zona del Bierzo, pero quizá sea solo eso, una moda. En 2016 no creo que cambie nada, estas cosas no son algo que se ajusten a ciclos anuales sino que duran varios años y si va a aparecer algo nuevo este año, a día de hoy seguro que ya está pensado, vendimiado y vinificado.

¿Cómo ves el presente y el futuro de los vinos elaborados en la Comunidad Valenciana?
La verdad que Valencia no es una plaza fácil, no. Los vinos valencianos están haciéndose poco a poco su hueco en el mercado. Ya sabes de la irrupción en los últimos tiempos de una promoción de enólogos jóvenes que han cambiado el panorama. Se ha apostado por la calidad y poco a poco van recogiéndose los frutos, pero es un trabajo a largo plazo e influyen otros factores.

La D.O. Valencia tiene apenas 16 años de existencia, un suspiro para lo que son los tiempos en el vino. Si pensamos en el modelo francés podemos hacer una reflexión. En Borgoña una bodega elabora su vino intentando expresar el terroir de su viñedo. Siempre el mismo vino año tras año, porque tiene una identidad definida después de siglos de búsqueda y de práctica.

En Valencia todavía no tenemos esa identidad, se está buscando y, aunque seguramente no se esté siguiendo ese modelo borgoñón, en parte porque las urgencias del mercado no permiten a las bodegas renunciar al enfoque comercial para apostar todo a crear una identidad a largo plazo, sí que se está viendo alguna iniciativa en esa dirección, como la bobal en Utiel-Requena, donde casi todas las bodegas están elaborando su bobal, muchos de ellos de corte similar, creando un perfil de vino asociado a la zona. Necesitamos tiempo.

rrrComo sumiller cualificado, ¿qué opinas de la variedad Bobal? ¿Crees que sus vinos se encuentran al nivel de los grandes "cepages" del mundo?. En caso afirmativo. ¿Por qué no acaba de despegar su demanda?
La verdad es que la tuya es una pregunta muy en boga en los últimos tiempos. La cosa va un poco por lo que le he respondido a mi compañero Arrutzi un par de comentarios atrás. Necesitamos tiempo. La bobal es una gran variedad, como muchas otras. Habrá excepciones, pero yo suelo decir que no hay variedades buenas ni malas, sino vinos buenos y vinos malos. La bobal, que antaño se usaba exclusivamente para graneles y dobles pastas, necesitaba a alguien que apostara por ella para hacer vinos de calidad. Cuando se ha empezado a buscar la calidad, los resultados han ido apareciendo. En Valencia, su mercado local, se ha ganado la notable reputación de la que goza en poco más de diez o quince años.

Cuando dices “los grandes 'cepages' mundiales” supongo que te refieres a las variedades francesas. En estos casos se lleva elaborando vino de calidad desde hace unos trescientos años. Eso no es solo vinificar, nos llevan trescientos años de ventaja en selección de clones, perfeccionando la variedad para que dé el vino que buscan. Con la bobal en cambio se ha estado trabajando en la dirección opuesta durante generaciones. Buscando volumen y huyendo de la calidad. Desechando clones que producían poco y replantando otros que producían mucho. Ahora se está desandando ese camino y ya tenemos el Finca Terrerazo, el 6º elemento, el Pelio o el Quincha Corral para recordarnos que la bobal puede dar grandes vinos. Tenemos Lo Necesario para que la demanda vaya, poco a poco, en aumento.

¿Qué te parece las nuevas "viejas" formas de elaboración que se están utilizando actualmente, como crianza en hormigón, la no adición de sulfurosos ni aditivos o el no tratamiento de la viñas con pesticidas. ¿Has notado a la hora de catar este tipo de vinos una diferencia notable?
Estas nuevas viejas formas de elaboración que citas son bastante dispares. La crianza en hormigón o en barro es una opción como lo puede ser una barrica nueva o una usada. La idea de que el vino pase por barrica es una consecuencia de que antaño no existían alternativas prácticas. Después se buscó el aporte organoléptico de la madera al vino al ver que daba un resultado que gustaba.

Ahora se puede optar por otras crianzas también válidas, que dan resultados distintos. Es parte también de la tendencia actual de huir del aporte excesivo de madera al vino. En cuanto a los vinos naturales, ecológicos, sin sulfuroso ni aditivos la cuestión es otra. Se trata de quitar las sustancias nocivas del vino y parece la evolución lógica. Se están elaborando vinos incluso sin alcohol (que no son legalmente vinos, sino fermentados de uva). La idea no me acaba de resultar atractiva pero entiendo que es el futuro. Lo veo realmente lejano todavía y no creo que ninguno de aquí lleguemos a vivir en un mundo sin ningún vino con alcohol. Los vinos sin sulfuroso están abriéndose paso pero la calidad, salvo excepciones, de momento debe mejorar y no dudes que lo hará. Eso sí, valorémoslos sin excusas, no vale aquello de “está muy bien para no llevar sulfuroso”. Algunos están correctos, otros no están bien y otros pese a estar bien desarrollan notas de reducción o sulfhídrico.

 

Cata de vino

¿Podrías darme alguna recomendación o consejo para mejorar sustancialmente en la cata (técnica de cata, recursos, metodología, etc.)? ¿Qué aspectos consideras más importantes cuando catas un vino en cada una de las tres fases (vista, nariz y boca)?
Para aprender a catar hay que estudiar. Quizá no demasiado, pero sí un mínimo para tener unos conocimientos teóricos básicos. Una vez sabes cómo se hace un vino, le da mucho significado a la cata el hecho que asocies lo que descubres en el vino con el factor responsable de ello. Por ejemplo, le da sentido al aroma a yogur el hecho que sepas que se debe a la fermentación maloláctica. Es conveniente catar con personas que saben más que uno mismo para que nos vayan abriendo los ojos, así como tener un método definido e ir siguiendo un orden. Y cuando analicemos un punto hay que pensar. Si nos ponemos el vino en la boca hay que pensar si nos estimula una zona u otra. Si nos lo tragamos sin pensar, pasará sin aportarnos información.

¿Cuál es tu enfoque de la cata?
Visualmente nos fijamos el color, la capa (si procede) y la lágrima o el rosario (si procede). En nariz la intensidad, y clasificar los aromas en primarios, secundarios y terciarios. En boca apreciar qué partes nos estimula, el equilibrio y la persistencia. Y más allá de describir aromas o sabores, preguntarnos en qué medida nos resultan estos agradables.

Me gustaría que dieras un poco de luz al término de mineralidad. Según ciertos expertos, científicamente, no es posible que le tierra de donde proviene la uva se refleje en el vino. Sin embargo en mi humilde opinión y sobre todo en ciertas zonas, mi experiencia hace que yo note esa mineralidad: esos aromas a tiza, terrosos, piedra caliente o esa boca tan chispeante... ¿a que se deben entonces en tu opinión? ¿Es sugestión? ¿Y cuándo se percibe a ciegas?
Interesante tu pregunta. Se ha desatado una controversia en los últimos tiempos respecto a este tema y se ha discutido mucho, en parte también porque no se ha acabado de entender, creo yo. En principio cuando uno estudia sumillería, al menos en mis tiempos, le dicen que la mineralidad son esos aromas a caliza o rodeno entre muchos otros y que provienen del suelo de la viña. Creo que posteriormente, no sé exactamente cuándo, ha surgido el estudio científico que desmiente que la planta extraiga unos aromas de la tierra y los transfiera a la uva y a partir de ahí se manifiesten en el vino. Desmiente ese proceso, pero no niega (sino me equivoco) la presencia de dichos aromas.

Yo no voy en contra de la ciencia, pero los aromas a tiza, piedra blanca o tierra mojada existen en el vino, así que debe ser la ciencia quien demuestre, si no lo ha hecho ya, a qué se deben. Sepamos por qué están ahí o no, mineralidad no es más que una palabra que hace referencia a esos aromas que no proceden de la crianza, sino de la uva, y se usa esa palabra porque nos recuerdan a minerales, y en contraposición a los aromas frutales y florales. Independientemente de su procedencia.

¿Cata a ciegas o a botella vista?
En cuanto a tu tercera pregunta, pues depende. Normalmente cato a botella descubierta porque es así como suele servirse en catas y ferias y creo que es mejor catar y ver la botella a la vez para reforzar la asociación. En caso de valorar o puntuar una serie de vinos, prefiero que se haga a ciegas por ser un método más honesto y por no sugestionarme.

¿Qué perfil de vinos son los que más te gusta catar y, sobre todo, disfrutar?
En cuanto a mis preferencias entre blancos, tintos, dulces, espumosos, etc, no te sabría decir. Un vino que me suele gustar es un vino equilibrado, que no canse y que no resulte agresivo. Del tipo que sea. Depende también del momento.

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¿Qué fase de la cata es la que más te gusta y por qué?
La fase olfativa es seguramente la que más información nos da y quizá por eso gusta a mucha gente, sobre todo si el vino huele bien, pero a veces en boca te llevas una grata sorpresa. En realidad no tengo preferencias, catar un vino tiene tres fases y hay que cumplir las tres. En otro ámbito, uno puede recrearse en la fase que el vino le produzca más placer, pero eso es más beberse un vino por gusto que catarlo.

Para las personas que se están iniciando en el mundo del vino (entre ellas me incluyo), ¿qué consejos o recomendaciones les darías?
Mi consejo para los que se están iniciando en el consumo de vino es que se dejen llevar por sus gustos sin prejuicios. Beber el vino que les guste y probar otros sin temor, porque quizá poco a poco sus gustos cambien a medida que evolucionen como consumidores. Despojar al vino de esnobismos y no obligarse a que les guste un determinado vino porque se considere mejor o porque sea la elección de algún entendido.

Por otra parte, el vino y los jóvenes es una combinación que no termina de cuajar (no en mi caso pero si en el de la mayoría de mis amistades). ¿Qué opinas al respecto? ¿Crees que existe alguna forma de captar al sector de entre los 20 y los 30?
Hay algunas formas de captar consumidores jóvenes, como la elaboración de vinos jóvenes, frescos, aromáticos y fáciles de beber, algunos de ellos con bajo contenido alcohólico o con carbónico. Estos vinos abarcan una notable cuota de mercado y seguro que cazan adeptos, eso es una buena noticia. La mala es que también espantarán a otros, yo creo, ya que muchos de ellos adolecen de una baja o inexistente calidad, y además le quitan cuota de mercado a otros vinos más correctos.

Otra medida se desarrolla a partir de la llamada Paradoja Francesa. En Francia se consumen muchas grasas saturadas y eso se debería traducir en problemas cardiovasculares y una reducción de la esperanza de vida, que en realidad no se da. El vino, sobre todo el tinto, contrarresta estos efectos y se habla de paradoja.

Es por ello que en la gran industria americana del cine y la televisión en un momento dado se decidió que ese personaje que llega a casa se abriera una botella de vino y no una cerveza, como cabría esperar en España. Este mensaje constantemente en pantalla que intenta dar un ejemplo saludable es a la par una gran publicidad para el consumo de vino. Quizá si en las series o películas españolas se hiciera así, se acabaría vendiendo vino en pubs y discotecas. Quizá.

 

Próximamente una nueva entrega de Entrevistas a Personajes del Vino...


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