Manzanilla City (II)
A rabiar, goofy footer a non natural rider, soleras y mercadillo de vinos, pisar conchas y limo te impone una predisposición a la inquietud, lo inconcebible, la luz cegadora de mañana y mediodia, todo es sublime.
Callejear por Sanlucar rompe con los definitivos pasos bajo las magnolias y las jacarandas de Jerez, con ese carácter de tendencias y de patrimonios que impone la villa de los elegidos y nos quedamos con el reducto de la playa y puerto hacia el nuevo mundo.
Media botellita de tapeo, en una barra de la Plaza de la Paz a Descalzas, la posada Medina Sidonia, el virtuosismo de Claudia Sansón en la noche de bogavante y el sabor de La Goya mas dorada que ninguna, la presencia de un aroma a camomila amarga que tintinea y corre cono secuencias rossellinianas, de mirada en mirada, un final de mucha prestancia y potencia.
Si bebes la Maruja te llama la atención su verticalidad florentina, los fondos cuidados y pletóricos de acidez, evolucionando, devastadora, inmejorable. Muy fria, es media tarde de las 7 para adelante, implacable final. El toque de legado ibérico, la tiza marca 4,50 y para esto nos quedamos el doble.
Función de mito es la Barbiana, una manzanilla narrativa, tiene su equivalente en el cine (Cheyenne Autumn), desarrolladora de movimientos fructíferos, entre higos secos y vainilla de Madagascar por los placeres frios, exotismo aromático en la fruta cálida, el pináculo de sentimientos nobles y arrolladores por la parte emotiva, la ternura de su trago y el enfasis final untuosos y persistente.
El poder del vino. Un rato con Armando Guerra. Gambas y misericordia, cañaillas y atun. Ese fue otro momento cordial en esta ruta de manzanilla sin parar. Su propio paraiso, el emblema del vino de Sanlucar. Todo nuestro agradecimiento sin dudar.
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en respuesta a Victor928 Ver mensaje de Victor928 No exactamente pero algo hay sin duda. Aunque poquita cosa.
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