Blog de Jordi Melendo

La Conca de Barberà y la Ruta del Cister, déjate seducir por sus vinos

A pesar de la larga historia, que se remonta a la Edad Media, los vinos de la D.O. Conca de Barberà, elaborados en la denominada Ruta del Cister, son unos grandes desconocidos en España y unos grandes productos por descubrir.

La Conca de Barberà es una comarca situada al Norte de la provincia de Tarragona y tiene una extensión de 649 km2. Sus condiciones naturales, unidas a su historia y sus tradiciones, la convierten en una zona privilegiada para el cultivo de la vid y para la elaboración de excelentes vinos y cavas. La evolución de la viticultura en la Conca de Barberà ha ido muy ligada a la evolución histórica de la comarca. Sus antecedentes más remotos se encuentran en tiempos de los romanos y, posiblemente, incluso antes. Pero durante la ocupación de los árabes, los viñedos prácticamente desaparecieron del territorio. No será hasta la Edad Media cuando el cultivo de la vid adquiere un papel de relevancia. Fueron la Orden de los monjes cistercienses de la abadía de Santa María de Poblet y los monjes-guerreros de los Templarios establecidos en Barberà,

quienes transmitieron a los campesinos sus conocimientos y experiencias sobre la manera más provechosa y adecuada de cultivar los viñedos para así poder obtener los mejores vinos. Estas enseñanzas de los monjes, transmitidas a su vez de padres a hijos, han perdurado hasta la actualidad. La extensión de la plaga de la filoxera por la comarca a finales del siglo XIX aniquilaría completamente aquella época de esplendor. Pero los viticultores de la comarca, haciendo un enorme esfuerzo, supieron resurgir con renovado empuje. La Conca de Barberà fue pionera en Catalunya, y en el resto del Estado español, en la agrupación de los campesinos en cooperativas agrícolas vinculadas básicamente al sector vitivinícola. Así, en el año 1894, los campesinos del pueblo de Barberà fundaron un sindicato para elaborar su vino en común. Bajo la influencia de Joan Espulgas, un propietario que aprendió los métodos de lucha contra la filoxera después de realizar un viaje a Francia, el sindicato de Barberà inicia la replantación de los viñedos en la Conca. El éxito coronó los esfuerzos, y en 1903 se levanta el primer edificio de nueva planta de todo el Estado concebido como bodega cooperativa, en el pueblo de Barberà. Poco tiempo después, Josep M. Rendé, de l’Espluga de Francolí, se convirtió en el líder del movimiento cooperativo en la comarca e impulsó la construcción de la bodega de su pueblo en 1912.
En general, podemos hablar de un clima mediterráneo de transición entre el de la costa, dada la relativa proximidad al mar, más suave y propio de las comarcas tarraconenses, y el continental, más riguroso, frío en invierno y muy caluroso en verano, típico de las comarcas de Lleida. La modesta altitud de la sierra de Miramar y el estrecho de la Riba permiten una cierta influencia de los vientos húmedos y templados del mar, pero por otro lado, las marcadas inversiones térmicas invernales acentúan las heladas en las partes más hondas de la comarca. Todo ello hace que los inviernos sean fríos y los veranos no muy calurosos, existiendo un diferencial térmico notable entre el día y la noche. La insolación recibida está alrededor de las 2.500 h/año. Los viñedos
amparados por la denominación de origen se extienden por el territorio que integran los siguientes términos municipales: Barberà de la Conca, Blancafort, Conesa, l'Espluga de Francolí, Forès, Montblanc, Pira, Rocafort de Queralt, Sarral, Senan, Solivella, Vallclara, Vilaverd y Vimbodí. La mayor parte de los vinos producidos en la Conca son blancos y rosados, destinados a la obtención de espumosos con Denominación Cava. No obstante, se trata de una zona con unas condiciones privilegiadas para la elaboración de unos vinos tranquilos excelentes, en especial los tintos. Viticultores y enólogos, conocedores de este potencial, están coordinando esfuerzos para obtener vinos de alta calidad, y poco a poco va creciendo la producción que finalmente se embotella con D.O. Conca de Barberà. Las variedades tradicionales productoras de vino blanco son el Macabeo y la Parellada. Con ellas se obtienen unos vinos de color amarillo pálido brillante, ligeros, de fino aroma afrutado y moderada graduación alcohólica. El Chardonnay y el Sauvignon Blanc son variedades de introducción reciente, que pueden participar en un cupage con las dos variedades anteriores, aportando cuerpo y consistencia, o bien destinarse a una elaboración monovarietal con las técnicas más modernas de fermentación y crianza en barricas de roble, dando lugar a vinos de reconocido prestigio. El vino rosado más característico de la denominación de origen proviene de la uva tinta Trepat, una variedad autóctona de la Conca de Barberà, de la que se obtiene un vino ligero, fresco y afrutado, de color rosáceo, limpio y luminoso.

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