Hace pocos días tuve el honor de ser investido Chevailer de la Confrérie de Saint-Vincent - Confrérie de l’Arc du Mesnil, concretamente el 22 de enero, festividad de Saint-Vincent. Resulta, cuanto menos curioso, que el santo que veneran los vignerons de la Champaña, así como los de muchas otras zonas vinícolas francesas, sea de origen español. Me lo advirtió hace muchos años el sacerdote salesiano Remi Pallejà, director de la escuela donde estudié, nacido nada menos que en Gratallops, y quien veneraba a esto santo nacido en el seno de una familia noble a finales del siglo III en Huesca. Cuando era muy joven, Vicente se hizo diácono para luego ser archidiácono de Zaragoza, donde también llegó a administrar los bienes de la iglesia, aunque también predicaba en lugares de culto del obispo. Fue encarcelado y torturado en una época en que los cristianos eran perseguidos por todo el imperio romano, aunque por lo visto numerosos milagros lo salvaron de la muerte, no sin dejarle marcado por sufrimientos atroces que le llevaron a morir el 22 de enero de 304. La memoria de su martirio se propagó por todo el mundo cristiano y en 542, el hijo de Clovis, Childebert, llevó de Zaragoza la túnica de Vicente, Vincent para los franceses, con lo que se culto se extendió en Francia donde pasó a ser patrón de los vignerons. Se dice que lo eligieron su patrón porque la palabra vin (vino), se encuentra en el nombre del santo. También se dice que una rueda de prensado de uvas fue utilizada para torturarlo. Y que su culto se implantó inicialmente en Borgoña, antes de llegar a la Champaña, dado la estrecha relación entre ambas regiones vitivinícolas. También se cuenta que los vignerons que establecieron la tradición eligieron a Saint-Vincent porque el día de su fiesta se sitúa en un período propicio, el 22 de enero, cuando por esta época del año la viña no necesita más cuidados y los viticultores pueden celebrar en honor de su santo antes de que empiecen los primeros trabajos vitícolas. Todo son hipótesis de una celebración en la que según la tradición se pide a Saint-Vincent su intercesión para que el que empieza sea un año de buena cosecha.
Foto: Imagen de Saint-Vincent de la Iglesia de Saint-Nicolas de Le Mesnil-sur-Oger.