Experiencias de mi último viaje a Málaga (I)
Pedro Morales
Nos habló a Jesús (catachan), Álvaro Cerrada y a mi de “su viñedo” en la visita que realizó con Berta, su chica, para participar en la cata que organicé en mi pueblo el año pasado coincidiendo con Sant Jordi. Le prometí visitar Ronda, para conocer “su viñedo” y esta bonita ciudad andaluza fue la primera etapa de mi periplo malagueño. Después de conocer a sus padres, salir de “tapeo”con algunos de los miembros de la junta directiva de la Asociación Gastronómica y Vinícola Tajovino, de la que es presidente y de pernoctar en el Hotel Maestranza, que pertenece a su familia, me llevó a que conociera “su viñedo”. Y destaco varias veces lo de “su viñedo” porque siempre que habla de “su viñedo” lo hace con tal grado de humildad, la misma humildad que tienen astros como Messi o Iniesta (perdona Pedro, la vida es así), que te esperas unas cuantas cepas emparradas en un huerto. Pues nada de eso. Vaya “peazo” viñedo que tiene Pedro!
Después de pasear durante un rato entre cepas, admirando el paisaje, respirando el aire puro con el sonido de los pájaros de fondo, tropezando yo con algunas piedras del terruño, Pedro se paró y miró hacia Ronda con la mirada fija y semblante entre pensativo y satisfecho. Por unos minutos le dejé, pero viendo que no reaccionaba me atreví a decirle si nos íbamos ya que llegábamos tarde a la siguiente cita. No me atrevo a decir que pasaba por la cabeza de Pedro, aunque creo que no me equivocaría mucho si dijese que sus neuronas salpicaban amor a la tierra, a la naturaleza, a la paz inquebrantable del lugar, a su querida tierra andaluza, a la Ronda que le vio nacer, al vino por el que profesa pasión, al trabajo bien hecho, con capacidad, con preparación, con alta dosis de ilusión, al esfuerzo y por encima de todo a la humildad que solo tienen los grandes. Creo que muchos coincidirán conmigo de que pisar un viñedo en compañía de quien lo trabaja, de quien deposita una ilusión, de quien mira al cielo pensando como actuará la climatología, que va tocando los pámpanos para asegurarse del estado de salud de la cepa, casi acariciando las hojas, es la experiencia más gratificante para un aficionado del vino. Y como aficionado al vino me honra haber vivido este momento con Pedro Morales.
-
Eres un crack y no te pierdes una, ¡haber cuando vienes por Málaga Capital!
-
-
anonimo
No sabes cuanto me emocionan tus palabras. Gracias Jordi, gracias por visitarnos, gracias por compartir una ilusión con nosotros, gracias por todo.
Ahora que eres miembro honorífico de Tajovino y embajador de la Asociación en Cataluña tienes que visitarnos más a menudo, :)).
Un Abrazo Grande!! -
anonimo
Grande Jordi!
Gran artículo que a los amigos de Pedro nos emociona, menos que a él seguro, pero mucho!!!, porque has sabido plasmar su humildad, su tesón y su pasión.
Un placer conocerte a ti, y ya sabes, ahora que eres socio de Tajovino te queremos participativo!!
Un saludo! -
anonimo
Emocionante el artículo, Jordi. Conociéndote a ti y conociendo a Pedro, más emocionante aún. Cuánta sensibilidad de quien las escribe destilan tus palabras. Cuánta sensibilidad de quien las provoca. Grandes amigos tengo.
Fran -
Dos tios grandes Jordi y Pedro, que ganas me estais dando de ir a Ronda y pasar unos dias tranquilos por alli. Bueno, y probar ese gran syrah, que seguro que me gustara mas que ese blanco del Loira del 98 (parecia que estabas chupando una barra de aluminio con un tantito de sal por encima...)
-