El Alma del Vino

Dalmau reserva 1998.



Es este uno de los vinos más carismáticos de Rioja, un sustancioso aporte vinoso lleno de expresión, gracia y elegancia. La Bodega Marqués de Murrieta, que se encuentra situada en mi top cinco de cuantas pululan por la galería de grandes riojanas; elabora el Dalmau con una selección de uva procedente de viñedos con cincuenta y cinco años de edad, mezclando una ingente base de tempranillo, al menos ochenta y cinco por ciento; con pequeñas proporciones de graciano y cabernet sauvignon.
El resultado es soberbio, pleno de expresión, consiguiendo un vino que es de obligada existencia en una vinoteca que de tal condición se precie.
Quién se deja seducir por la amplia relevancia de los Dalmau Reserva, nunca los olvida, con independencia de sus diversas añadas.
Gracias a la aportación de mi amigo Alberto, pude disfrutar de un 1998, iniciando tras la apertura de la botella un bonito debate entre los presentes sobre su estado actual. Fue degustada a principios del mes de Diciembre en la localidad de Haro, como celebración del cumpleaños de nuestro querido amigo Jesús.

Sus notas de cata quedan del siguiente modo :

Color cereza granate, con reflejos picota en capa profunda. Cromática brillante. Nariz inmensa, favoreciendo torrefactos y mucha madera. Cuero viejo. Llegan ya al final apuntes de vainilla y canelés de Burdeos. Su aroma es complejo, rico en evolución desde su primera aproximación a nariz. Profundo.
Esta añada de 1998 expresa un toque de madera muy elegante, que amplía su paleta de matices nasales con una profusión llena de majestuosidad.
Boca ya un tanto entrando en decadencia, pero muy licorosa. Un punto de entrada con potencia, que va limándose, con un recorrido magistral, sedoso y con los taninos adiestrados. En su apunte retronasal, apertura al regaliz negro y a fruta roja casi deshidratada. Ya en el epílogo, toques de cija y tierra.
A mi juicio, un vino apto para el consumo, envejecido de una manera sublime, tal vez engañoso en determinados momentos, dando sensación de ser un cadáver, que no obstante resucita si sabemos darle la oportunidad de hacerlo.
Muy riojano, con una personalidad propia y sugerente, que merece mucha atención y mimo. Su análisis calmado proporciona placer.
Recomendable.


"La comida es la parte material de la alimentación; el vino, la parte espiritual" (Alejandro Dumas).

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