El Alma del Vino

Ceretto bricco rocche brunate 1999.





La selección de un vino para una cena de Nochevieja es siempre un complejo compromiso, más cuando ese ágape se celebra con gente acostumbrada a saborear lo que bebe, a abrir sus sensaciones delante de una copa, compartiendo experiencias y desarrollando mediante los sentidos un amplio recorrido por los caminos de la enopatía. En homenaje a mi esposa, habida cuenta de su predilecto gusto hacia el mundo de los Barolos, adquirí en una vinoteca española con sede en Ronda; un ejemplar de Bricco Rocche Brunate 1999, con la esperanza de acertar y lograr una cena de fin de año sublime.
Coupage de Nebbiolo Michet y Lampia para un vino de exposición, complejo y característico de la denominación, con uva criada en un terreno de viñedo rico en magnesio.
La Ceretto Aziende Vitivinicole es una bodega comprometida con la calidad, con Marcello Ceretto como director técnico de elaboración y producción, y Bruno Ceretto, encargado de la labor comercial. Dos hermanos embajadores en el mundo de los buenos vinos italianos.
La cata de este Barolo Bricco Rocche Brunate 1999 de Ceretto, me aportó las siguientes impresiones :

Color cereza picota, con reflejos amoratados y teja. Cromático envejecido. Muestra las señales ópticas típicas de los Barolo muy hechos. En nariz aparece la perfecta caja de puros, con algunas incursiones balsámicas y micológicas. Poco aporte floral, puede que debido a su evolución. Es probable que más joven aporte algo de rosas y violetas, en mi caso y en esta añada, no las distinguí. Hubo quién descubrió matices mentolados. Por mi parte, intuí pino y sotobosque, junto a esa perfecta caja de habanos. Algo de trufa, aunque en menor medida.
Boca ampulosa, con taninos pulidos con maestría. Ligero amargor en su recorrido, que se desarrolla magistral, elegante y bien educado. Sedoso, aterciopelado, tan masculino como femenino. Gran persistencia. Final amable, con postgusto a ciruela roja compotada, tabaco y tierra de bosque con helechos y madera de cedro. Suculento, muy sabroso.
Un pedazo vino, cuya arrogancia aromática es sólo un señuelo de la maravillosa boca que le sigue.
Muy recomendable.


"La comida es la parte material de la alimentación; el vino, la parte espiritual" (Alejandro Dumas).

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