El Alma del Vino

Artículos propios : malas formas.


Haro, cuenta la historia; fue junto a Jerez de la Frontera, la primera localidad española en contar con alumbrado eléctrico. Y en ambos casos, ello fue debido a la presencia de bodegas en la zona. De ahí viene el dicho "ya se ven las luces de Haro". Este acontecimiento, para los que de algún modo llevamos años caminando por La Vega ó acudiendo a San Felices a bañarnos en vino todos los días de San Pedro, ha sido multitud de veces referido por gentes de madura edad, para que pase vía oral de generación en generación y no fallezca. El nexo en común entre bodegas y luz eléctrica llega hasta nuestros días convertido, por obra y gracia de unos personajes sin escrúpulos; en una afrenta contra el universo viticultor.
La historia que ya todos conocemos, al menos en el entorno de Haro; refleja la injusticia del poder contra el romanticismo. La violación formal de unos criterios, que alejados de la demagogia barata de la escuela populista ecológica, lleva a todos los amantes del vino, y en concreto de la enocultura riojana; a protestar sin desmayo y a pretender con cabeza y corazón que a algún cerebrado ejecutivo tecnócrata de la Red Eléctrica ó del Ministerio de Industria y Energia reflexione por unos minutos y se dé cuenta del castigo que han impuesto a la muy pacífica y noble comarca de Haro.
Hay notas discrepantes en la protesta, la libertad de opinión es respetable. Pero les aseguro que en Haro y su entorno, son pocos quienes piensan que esos tendidos están bien colocados.
Los intereses creados que surgen desde el corazón de este litigio se ven con claridad cuando uno se entera de que el plan de tendidos que se ha empezado a ejecutar, fue enviado a los afectados en pleno mes de agosto, vacaciones y por ello inhábil sin concesiones. El plazo de alegaciones se pasó cuando los afectados estaban tomando el Sol, lejos de sus ocupaciones laborales. ¿Cabe mayor premeditación y alevosía?. Una vez más las formas retratan al poder.
La simple idea de que algo semejante estuviera sucediendo en Burdeos, la Toscana, Mosela ó Mendoza, puede provocar risa, un chiste me están contando diría cualquier ciudadano francés, italiano, alemán ó argentino. La protección de la viña en aquellos lugares es tan importante como la misma defensa de sus vinos. En una época de la historia en la que en muchos paises, incluido el nuestro, existe un turismo enológico eficiente con bodegas adornadas con establecimientos hoteleros, restaurantes de campanillas, campos de golf, spas ó picaderos hípicos, hechos como el presente resultan anacrónicos.
Si a ello sumamos la agresión estética clara, y el deterioro evidente de una zona privilegiada, patrimonio histórico internacional no reconocido pero sí evidente; el daño es una injusta realidad.
La movilización en contra es ya un hecho, pero debe alejarse de retóricas. La raíz del problema está en las instituciones. Y es el poder público quien debe mover ficha para impedir este descomunal disparate.
No se pide el regreso a las cuevas de Altamira, tampoco el alumbrado con velas. Lo que se pide es que el eterno y agradecido nexo común histórico entre bodegas y viñedos, y la luz eléctrica, tan legendario en Haro, vuelva a sus cauces amistosos. Luz eléctrica sí, pero con otro trazado.


"La comida es la parte material de la alimentación; el vino, la parte espiritual" (Alejandro Dumas).

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