El Alma del Vino

Vriesenhof kallista 1995.



Una gloria retirada del rugby sudafricano, que tras colgar las botas decidió estudiar enología y viticultura en la Universidad de Stellenbosch. Así, con los títulos en su mochila, Jan Boland Coetzee comenzó en 1967 su carrera en el mundo del vino. Tras doce años al servicio de Kanonkop State, Jan opta por caminar en solitario y adquiere Vriesenhof Vineyards.
Para Jan lo más importante a la hora de elaborar vinos es comprender el valor de la tierra sobre la que crece el viñedo.
Así me llegó este Kallista 1995, un coupage de 48% Merlot, 33% Cabernet Sauvignon y 19% Cabernet Franc, criado durante veinte meses en barricas nuevas de roble francés, que me proporcionó las siguientes notas de cata :

Color cereza agranatado, con ribete violeta. Nariz profunda, muy rica en sugerencias a fruta roja madura, moras principalmente. Denota recuerdos a cuero, tabacos y tierra. Es inmenso, rico en capacidad aromática. La boca demuestra una entrada selecta, elegante, con los taninos bien estructurados, amables. La presencia de la madera se adapta con la fruta de un modo perfecto. Agradable recorrido. Persistencia plena. En su retronasal encuentro notas claras de fruta madura, con un apunte licoroso suave y un punto final que da pruebas de ciruelas rojas maduras y cuero viejo. Un vino sabroso, que además se cató en un gran momento de forma.
Magnífico.


"La comida es la parte material de la alimentación; el vino, la parte espiritual" (Alejandro Dumas).

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