Artículos propios : cuando impera la insensatez.

El verano pasado, tras pasar unos días de descanso en la costa gaditana, regresé a Haro con mi familia, tomando como puerta de entrada la zona de viñedos que adorna las inmediaciones de Anguciana, Sajazarra y Cihuri. Con los montes detrás aquel resplandor verde, meses más tarde transformado en multicolor; nos dejó impactados justo cuando el Sol comenzaba a decaer. Es un paisaje privilegiado, propio de una paleta cromática de cualquier pintor de prestigio. Naturaleza en estado puro, quilates para la retina. Ya a finales del mes de Octubre, los viñedos en La Rioja cobran un protagonismo supremo, una fortaleza visual de difícil comparación. Y esa zona, en concreto, se llena de romanticismo, de ilusión y optimismo. Pocos paisajes naturales han visto mis ojos que merezcan un diez tan claro y evidente. No dudo que existan, pero a día de hoy me conformo, que no es poco; con deleitarme observando ese rincón de La Rioja, desde Anguciana a Briñas, un lugar lleno de magia y sensaciones.
Los que amamos el vino, incluimos en nuestra pasión esos colores del viñedo, sugerentes, plásticos y relajantes. De la tierra y el paisaje nacen los caldos que luego catamos y degustamos.
Resulta que ahora sin tiempo para alegaciones en contra, con premeditada insensatez; a la Red Eléctrica nacional se le ocurre colocar una ingente colección de torretas de alta tensión en mitad del viñedo de la Rioja Alta. Una invasión, un intrusismo aberrante que ha levantado todo tipo de quejas y protestas. Me sumo a ellas desde este blog. Me parece lamentable que en nombre de un supuesto progreso técnico se violen las normas más básicas de dignidad humana. La misma dignidad que nos lleva a llorar viendo una puesta de Sol, a reir bajo un aguacero ó a lanzarnos en plancha sobre el suelo nevado. La belleza es siempre una prioridad para la especie humana. El vino es bello, y el viñedo que le da vida también. Son expresiones artísticas que deben ser respetadas por encima de cualquier tendido eléctrico ó estación térmica.
Lo que ha perpetrado la Red Eléctrica de España es algo similar al supuesto de que alguién osara plantar un reloj digital en la muñeca de La Gioconda ó un teléfono móvil en la oreja de cualquiera de las Meninas. Obsceno, sencillamente soez.
Cuando impera la insensatez y las decisiones tomadas por consejeros de administración ó técnicos sin más escrúpulos que cuadrar un balance contable, los hechos nos llevan a considerar que la necedad domina el mundo.
Desde esta humilde tribuna, pido y exijo la urgente retirada de las mencionadas torres eléctricas, solicitando a la Red Eléctrica de España que cree una comisión técnica que estudie un cambio en el recorrido de esas líneas.
Me sumo a quienes llevan días defendiendo una causa tan justa como repleta de rigor y dignidad.
Nos han metido un gran trozo de carbonilla en el ojo, y no vamos a permitirlo.