El Alma del Vino

La cana albariño 2009.


Cada vez estoy más convencido que los vinos deben catarse a ciegas. En el caso que nos ocupa este La Cana Albariño 2009 me llegó avalado por la presencia tras de la botella, de Jorge Ordóñez y la Familia Gil de Jumilla, inquietos inversores en este universo vinícola de tan ingentes proporciones. Si a ellos, unimos el curioso aporte enológico del neozelandés Alistair Gardner, el resultado debiera ser atractivo. Claro está que ya estaba yo predispuesto a algo grande, más por los nombres que por el vino.
Fermentado parcialmente en barrica, y con descanso sobre lías durante unos meses antes de llegar al mercado, La Cana 2009 me otorgó los siguientes resultados en cata celebrada antes de la cena de Nochebuena de 2010 :

Color amarillo pajizo. Nariz con notas a manzana verde y durazno, que evoluciona con rapidez, descubriendo apuntes de bosque húmedo, tierra y hierba unidas por doquier. Boca angulosa, con retazos de untuosidad, potencia media. Amargor que llega al final de un recorrido placentero. Es fresco, con un equilibrio medio. Tal vez le falle el último escalón, ya que en su retronasal se muestra flácido, poco consistente. Evidencia notas de fruta, pero en cuanto a madera no creo que se muestre frágil por falta de madurez, sino más bien por déficit constructivo.
Final con un toque puntual de manzana verde.
Un vino medio, a mi juicio un tanto decepcionante.



"La comida es la parte material de la alimentación; el vino, la parte espiritual" (Alejandro Dumas).

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