Apostelhoeve auxerrois 2009.
Juan Cuatrecasas
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Nunca pensé que el viaje a Holanda de un buen amigo iba a traer tan golmajeras consecuencias para mi paladar. Su regreso de los Paises Bajos vino acompañado de una botella de Apostelhoeve Auxerrois 2009, puro placer para los sentidos. Bodega dirigida por la familia Hulst de Maastricht, el Apostelhoeve es un vino de doce grados y medio, monovarietal de Auxerrois, uva blanca hermana de la más célebre Chardonnay, que a menudo casa en coupages con la pinot blanc. Originaria de la Lorena francesa, en recientes estudios su ADN sugiere un cruce entre la Pinot y la Gouais blanc, idéntico componente que la Chardonnay. Su desarrollo prefiere los suelos calizos y el punto de maduración de esta uva es anterior en el tiempo a la pinot blanc.
La uva Auxerrois es parte importante del alsaciano espumoso Crémant AOC.
La cata del Apostelhoeve 2009 me dió las siguientes conclusiones personales :
Color gris acerado, brillante. En nariz, sensaciones primarias frutales, melocotón no muy maduro evolucionando a maracuyá. Boca de compota suave, con frutos acuosos de hueso y pepita (se repite el melocotón, con suaves destellos de plátano y pera blanca). Firme y equilibrado en su dulzor final. Pese a lo dicho y lo que pueda parecer por mis palabras, el Apostelhoeve no es un vino dulce, antes bien estamos ante un magnífico abocado, seco en primera instancia y con un dulzor contenido según avanzamos en su degustación. Gran final, no excesivamente prolongado.
Un vino con estrella, procedente de un país con escasa tradición vinícola. Ideal para sorprender a los amigos de la Chardonnay.