El Alma del Vino

Artículos propios : los políticos, la prensa y el vino.


Para los que amamos el vino justo por lo que es, y no por altisonantes cálculos de estrategias comerciales, electorales ó publicitarias, toda esta historia del chacolí burgalés nos parece más un chiste que una realidad. Ya sabrán ustedes que a los burgaleses de Miranda de Ebro les ha dado por elaborar un vino blanco, al que han bautizado como chacolí alegando en su favor que lo llevan produciendo en voz baja desde tiempos inmemoriales. Resulta también que la denominación chacolí ó txakolí sólo es atribuible, según la normativa europea al uso, al vino blanco que con determinadas características se elabora en Alava, Guipúzcoa y Vizcaya. A partir de ahí, la tenemos bien organizada. Duelo a muerte entre consejerías de agricultura de Castilla y León y País Vasco, y la prensa, tan contenta; animando la lucha sin cuartel. El derecho a informar libremente por encima de cualquier otra circunstancia.
No he probado aún ese famoso chacolí de Miranda de Ebro. Sí he catado una y mil veces muchos de los txakolis que se elaboran en bodegas de todo el País Vasco. Incluso aquellos txakolís artesanos que, blancos ó tintos; se vendían en los mercados navideños de Santo Tomás y que suelen escoltar por tradición al talo con chorizo. Y aunque no lo haya probado, tengan por seguro que lo haré. Porque lo llamen como quieran al final, no es más que un vino. Y el vino, desde los tiempos del cinturón de castidad y los torneos medievales, es una expresión artística que no conoce nacionalidades ni rencores. Es evidente que todo necesita una normativa que regule vendimia, producción, elaboración, sanidad y consumo. Pero por encima de ello siempre estará la condición artística del vino, una expresión de derecho natural que deja atrás cualquier arbitrio legal.
Cuando yo pruebo un vino no tengo en cuenta su procedencia, sí sus características, su complejidad, su gama cromática ó su elegancia.
Me encanta por ello, realizar catas ciegas. Para la mayoría de los políticos y periodistas el vino no es más que un ingrediente con el que celebrar sus éxitos ó vender más ejemplares de papel. Y si se tercia incluso para hacer de él, prostituyendo su esencia; un arma arrojadiza.
Y los que de verdad amamos el vino, no estamos por la labor de seguir riendo sus gracias. El vino, señores mios, es un tesoro de la humanidad, de toda la humanidad, sea de Calatayud ó de Reims.


"La comida es la parte material de la alimentación; el vino, la parte espiritual" (Alejandro Dumas).

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