El tsunami de cerveza que acabó con el barrio de St. Giles en Londres en el Siglo XIX
El barrio de St. Giles era conocido por ser una de las zonas más conflictivas de la capital inglesa, debido a la extrema pobreza de sus habitantes y al alcoholismo que la mayoría de ellos padecían. Tal era éste, que en el siglo XVIII el parlamento británico tuvo que regular el consumo de alcohol, debido al desmesurado consumo y destilación de ginebra que había.
Uno de los productos alcohólicos más consumidos por los londinenses, era la cerveza, que bebían como si de agua se tratase, ya que por aquel entonces su precio era bajísimo. Por motivo de esta gran demanda, muchas fueron las pequeñas cerveceras que se instalaron en el barrio que por aquel entonces se llamaba St. Giles in the Fields.
Sin duda, una de las empresas más grandes y con mayor producción de cerveza era la Meux and Company Brewery, que fue el resultado de fusionar pequeñas y artesanales cerveceras de St. Giles en una gran compañía. La elaboración de la cerveza, tenía que ser acorde con las dimensiones de la misma, por ello los toneles medían más de seis metros de altura y tenían capacidad para más de seiscientos mil litros de cerveza. Estos toneles eran viejos y estaban seriamente deteriorados, lo que provocó que el 17 de octubre de 1814 reventasen e inundaran el edificio esparciendo más de un millón y medio de litros de cerveza con una fuerza violenta en forma de ola que inundó todas las calles adyacentes a la zona.
Esta gran ola de cerveza se llevó por delante casas, inundó sótanos y trágicamente acabó con la vida de ocho personas. Hemos de recordar que era un barrio muy humilde, donde las casas carecían de seguridad.
Algunas crónicas explican que hubo una novena víctima que murió varios días después, pero no fue a causa del tsunami de cerveza, sino porque aprovechó el tsunami para beber tal cantidad de cerveza que la excesiva ingesta lo mató. l
Días después de que el tsunami cesara, seguía habiendo cerveza escampada por todo el barrio que desprendía un olor insoportable. Aún así, dentro de la tragedia, cientos de personas se desplazaron a St. Giles aprovechando el río de cerveza para llevarse el máximo posible de esta bebida mediante cubos y palanganas.
El accidente dejó a la compañía cervecera al borde de la quiebra, aunque tuvo la ayuda del parlamento, el cual le condeció la devolución de los impuestos que había pagado anticipadamente por la cerveza que contenían los barriles.
En cuanto a los afectados por esta gran tragedia, a quienes la cerveza se llevó por delante sus casas, negocios, o la vida de algún familiar, no recibieron ni un solo penique por este terrible accidente, ya que el juez que llevaba la demanda desestimó la petición de ser compensados económicamente declarando que fue "un acto de Dios", un accidente fortuito que no se pudo preveer.