Casi cinco años después tenemos la inmensa suerte de poder volver a disfrutar de este viejuno riojano, de la mítica añada de 1.955 ni más ni menos. Tenemos 5 o 6 botellas más así que iremos abriendo poco a poco alguna de ellas para controlar su evolución. Procedimos como marcan los cánones en estos casos. En posición vertical tres días antes y abierta cinco horas antes de proceder con su valoración. El nivel de líquido algo bajo, medio cm por debajo de la base del cuello. Éste es uno de esos vinos con 8 años de crianza entre barrica y botella y que se anunciaban tan solo como "CRIANZA" en su contraetiqueta (otros tiempos desde luego). Al igual que la botella de 2016 intentamos abrirla con el abridor estándar de tijeras y lo conseguimos, aunque una pequeña porción del corcho (tintado al 100% de su longitud) se nos partió, nada preocupante. Servimos a 17.5°C.

VISUAL: Presenta una capa media-baja, denotando que ya tiene una edad el abuelete. Color rojo picota con un ribete rubí en tonalidades teja, sin turbidez en esta ocasión. Además el campeón aún mantiene alguna lágrima, escasa, gruesa y transparente. Sobresaliente color (91). 

OLFATIVA: En esta fase nos deja alucinando... Pero qué potencia tiene el muy gamberro y después de 5 horas abierto!!. A copa parada emana fragancias frutosas de compota de frambuesa y de pan de higo, increíble, la fruta presente con seis décadas encima... Al agitar empiezan a hacer acto de presencia los aromas viejunos, la polvorilla, los fúngicos, flor marchita, hojarasca seca y bosque umbrío, incluso algo de arcilla húmeda. También hay especiados de pimienta blanca, canela y vainilla de gran calidad... y el desfile no cesa... encontramos notas de desván, de naftalina, de pelo animal, sanguíneos, así como apuntes más balsámicos, a regaliz en concreto. De la madera podemos apreciar un puntito licoroso de duelas envinadas y unos delicados recuerdos de ebanistería fina de gran elegancia. Cinco horas abierto, 66 años cumplidos y mostrando esa caterva de prescriptores todavía... y encima de intensidad media-alta... Qué barbaridad!!(95).

GUSTATIVA: Veamos la fase gustativa, la que nos gusta ):... En primer término apreciamos un vino muy, muy redondeado. Está empezando su fase descendente aunque mantiene una acidez media. La sedosidad en su paso por boca es de una amabilidad maravillosa, cremoso donde los haya. Los aromas retronasales son de guindas en licor, cuando menos curioso pues estos vinos poseen bajas graduaciones alcohólicas, sobre el 12% tan solo, pero aún así mantiene una excepcional licorosidad. Y en el post-gusto de nuevo la fruta es la protagonista, me alucina la verdad, con recuerdos de mermelada de frambuesa y coulís de fresa de una frescura exultante. De fondo aparecen unas deliciosas notas amaderadas de ebanistería fina, con los taninos resurgiendo también y dándole esa estructura y ese empaque tan señorial a cada sorbo, digno representante riojano de la sublime añada de 1955. Nos da una persistencia tremenda, tres minutos y 40 segundos de auténtico éxtasis (95). Esta botella ha ido de menos a más, cómo lo disfrutamos amigos!. Vinos realmente emocionales, nos tocan la fibra profundamente y hacen que amemos a pies juntillas estas reliquias. ¡¡¡Que vivan los viejunos!!!

La RCP la considero excelente. Pagamos por las distintas botellas que nos fuimos agenciando entre 37 y 47 euros cada una, pero sinceramente, valen mucho más de lo que costaron, no me queda la menor duda.

MARIDAJE: El primer día lo abrimos con un suculento solomillo de cerdo macerado en aceite de oliva extra virgen con salvia, tomillo y nuez moscada y nos lo terminamos con un delicioso taco de wahoo al estragón en salsa de tamay y frutos del bosque. Con el solomillito fue sensacional, sabores cárnicos en total sintonía con las notas licorosas y amaderadas de nuestro vinito. Pero es que con el pescado fue espectacular. Notas marinas, herbáceas y frutales armonizando a la perfección con los apuntes acompotados y especiados del magnífico viejuno. Muchísimo disfrute e inolvidables experiencias amigos, qué placer y qué privilegio disfrutar de estas obras de arte. Que no decaiga!

VIDEOCATA:  https://www.youtube.com/watch?v=zx9CEtR-0oc

Salud-os!!

Lo primero decir que respecto a las viníferas utilizadas y a la elaboración del vino, me he permitido la licencia de suponer que serían iguales que las de la cosecha de 1959 de la cual si tenemos datos de nuestros amigos de "els 12 golafres" (http://vinosclasicos.blogspot.com/2013/11/rioja-glorioso-1959-reserva-especial.html). Y dicho esto vamos al tema:
Hoy tenemos una paellita familiar y vamos a abrir un Rioja viejuno, un Burdeos del 82 y un Champagne. Vamos en esta ocasión con la cata de este Glorioso de la excelente añada de 1.955. Tenemos varias botellas y me moría de ganas por probarlo. La botella presenta un nivel aceptable, apenas medio centímetro por debajo del cuello. Nos atrevimos a abrir la botella con el abridor de tijeras, no sin apuros, pero afortunadamente conseguimos sacar el tapón sin que cayeran restos al líquido. Es increíble lo bien guardada que ha estado esta botella. Lo dejamos respirar por dos horas y lo catamos a 18°C:

VISUAL: Color rojo rubí amarronado de capa media-alta presentando una ligera turbidez y con el ribete atejado. De lagrima escasa, transparente y muy gruesa (87).

OLFATIVA: A copa parada enseguida descubre su edad, aromas a desván, bosque umbrío, hojas secas, fúngicos de trufa negra, musgo y algo de polvorilla, toda una sinfonía aromática. Al agitar aparecen notas de orejones, compota de higos, herbáceos de romero y tomillo, especiados de clavo, canela y algo de pimienta negra y un deje mineral como de tierra mojada. Continuando con el desfile nos regala terciarios de cuero, crin de caballo, tabaco de pipa y cacao. En su final es un tanto balsámico, con recuerdos de algarrobas, regaliz y eucalipto. Deliciosa y añejada nariz, no lo puede negar, pero muy agradable y de alta complejidad. La intensidad media-alta (94).

GUSTATIVA: En boca es un pelotazo mostrando poderío, esa fuerza contenida estos últimos 61 años, qué barbaridad!. De acidez descomunal, taninos totalmente integrados, amable y opulento. Una estructura de las de antes, un viejo rockero tocando sus mejores notas, con un sonido potente y desgarrador. Tiene un retronasal un tanto dulzón con notas de mermelada de ciruelas y recuerdos fúngicos de trufa negra. Con una persistencia alta, de unos tres minutos. Le queda cuerda para rato, está envejeciendo, sí pero... muy despacito, con buenas maneras, vino esférico. Otra delicia más de la Rioja de los 50´s. Añada excelente y vino sublime (95).

La RCP es excelente, conseguimos la botella por 45 euros en subasta y creo que vale al menos el doble. Soberbio brebaje.

Como he comentado lo maridamos con una paella de pato, costilla, caracoles, setas y trufa negra (arroz bomba). La paella la bordamos pero el vino supo en todo momento acompañar y ensalzar los sabores cárnicos, fúngicos y las notas ahumadas que aportó la leña. Un viejuno y una añada para recordar, qué delicia amigos. Grande Rioja!!