Hoy abrimos un vino con 45 años a sus espaldas. Se trata de un Glorioso gran reserva de 1.970 producido por Bodegas Palacios en Laguardia. Estos son los vinos que esperamos con ansia en estos países de Dios. Abrimos la botella muy cuidadosamente con el abridor de lamas y conseguimos, no sin esfuerzo, que el corcho saliese de una pieza, bastante húmedo por cierto. Lo dejamos airearse hora y cuarto previa a la cata y lo servimos a 18°C.

VISUAL: Con buen nivel de liquido (por encima de los hombros), se nos presenta con un color rojo cereza, de capa media, sin apenas diferencia con el ribete, tirando a atejado. De lágrima muy densa y escasa y sin precipitados visibles.

OLFATIVA: En quietud se muestra un tanto cerrado, con notas de guindas en licor, de intensidad media, pero algo "encriptado". Al mover la copa es otra cosa. Manteniendo una mediana intensidad aromática, nos exige una atención especial. Nos sumerge en el bosque umbrío, en la tierra húmeda, con aromas otoñales, a hojarasca, setas silvestres, trufas, herbáceos de tomillo, romero y mejorana, abriéndose y mejorando con el paso de los minutos. Al rato apreciamos unos delicados especiados de vainilla y pimienta, muy riojanos, y como no, las aportaciones de la crianza: notas de roble, tabaco, cueros, con unos atisbos finales de regaliz de palo y café torrefacto. Compleja nariz, algo falta de intensidad, pero muy rica y variada en aromas.

GUSTATIVA: En boca muestra una marcada acidez como buen 70 que es, con los taninos todavía perceptibles, algo secante, un poco "alocado" diría, con carácter cuasi juvenil. En retronasal apreciamos la fruta en compota, mermelada de frambuesa, las guindas en licor y por supuesto la madera, ese roble que ha ennoblecido este vino. Con un final un tanto amargoso con notas de regaliz de palo, posee una persistencia muy larga, de casi tres minutos. Da muestras de un ligero cansancio en nariz, está como colapsado, pero esa acidez indómita lo rejuvenece a la vez que le impide alcanzar la redondez deseada. No se que pensar...se pulirá este vino en botella... o las aristas persistirán?...Personalmente creo que no se pulirá mucho mas...tiempo ha tenido no?...por lo que creo que habría que ir consumiéndolo ya. Pero esta es solo mi opinión, para gustos los colores, quizás si evolucione, esa es la grandeza del mundo del vino, esa maravillosa incertidumbre... En definitiva, un buen vino de muy buena añada un poco "desmadrado". No es el mejor 70 que hemos probado, pero le damos un notable alto, esa riqueza en nariz es digna de recordar. Que mejore o no...lo veremos...

La RCP fue muy buena. conseguimos las botellas en un lote por menos de 16 euros cada una.

Nos tomamos este vino en dos cenitas diferentes. En la primera fue maridado con un revuelto de espárragos trigueros con setas y pimiento, y en la segunda lo acompañamos de un pollo al ajillo con sus patatitas. En ambas ocasiones fue un placer acompañarnos de tan "Glorioso" vino. Adjunto fotos de ambas cenas.

Muy estable de color, rubí rojizo de capa media, reflejos cobrizos, brillante, con un ligero asomo de precipitados en la base de la botella. Borde amplio, anaranjado.

Al abrir se muestra adusto, rácano en aromas, huraño, austero, sin acabar de abrirse (sin defectos ni excesos reductivos). Necesita de una media hora para asomar una hermosísima pátina de madera envinada sobre la que se asientan los clavos, el laurel, vainillas, carbón vegetal y un rastro de fruta roja muy reducida, en confitura. Inamovible, severo, con aires de gran vino.

Nada de lo que podíamos intuir en nariz se reproduce en boca. Un tinto de carácter muy nervioso, con fuerte acidez, taninos firmes que hasta podríamos decir que están marcados y aún por pulir. Le sobra vigor y energía. Amplio, concentrado, térreo, lleno de especias y un ligero apunte vegetal-amargoso (regaliz Zara, pedernal) que lo alargan indefinidamente. Con mucho encanto y con el sello de esa gran cosecha del 70.

Este vino, como buena parte de los antiguos caldos de la Rioja Alavesa, no recurrían a un exceso de barrica y se embotellaban en plenitud, con mucha vida, para que fueran reduciéndose con los años en botella. Éste es el caso: un fiel reflejo de la viticultura de la época. El Glorioso Gran Reserva de Palacio con su extrema austeridad representa la cara opuesta del siempre fino Cosecha Especial, más cercano a la tipología de clarete riojano. En todo caso, dos excelentes vinos previos a la entrada de Domecq y la distribuidora Seagram en la bodega, de cuando los Palacio aún eran dueños del negocio.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/10/rioja-glorioso-1970-gran-reserva.html