Excelente tinto de Ribera vestido de cereza picota de buena capa y menisco granate. Nariz de media intensidad pero de gran complejidad, primer golpe de fruta madura y tostados del roble de una madera cuyo uso es muy racional y medido. Toques balsámicos, especias como el clavo, la canela o la pimienta, notas de cacao, café, maderas nobles y buenos cueros de manera muy sutil, ganando con la aireación aromas de avellana y un interesante fondo mineral.
En boca está ya muy redondeado, toda una delicia, tanino sedoso, acidez viva que le augura una grandísima evolución en botella, sabroso, frutoso y con final largo en el que vuelven los tostados, la fruta madura y el toque mineral.

Hoy tenemos entre manos un Ribera del Duero con 20 meses de crianza en barrica totalmente nuevo para mi del cual había oido hablar mucho y bien y que todavía no había podido echarle el guante. Abrimos la botella y la dejamos airearse por espacio de 90 minutos. El corcho espléndido, largo y compacto con la base apenas tintada. Servimos a 17°C:

VISUAL: De impactante color rojo más bien negruzco, de capa muy alta con el ribete burdeos. De lágrima gruesa, densa, abundante, lenta y transparente (93).

OLFATIVA: A copa parada se muestra muy balsámico mostrando notas ahumadas y tostadas de alta intensidad. Al agitar nos deleita con aromas de frutos secos, avellanas y nueces así como con un sutil toque herbáceo de ajedrea y salvia, especiados de clavo y fenogreco y un recuerdo mineral como a canto rodado. Es de una complejidad asombrosa, toda una caja de sorpresas. Continúa el desfile con unos clásicos terciarios de cuero curtido, de alcanfor, tabaco de pipa, café torrefacto y algarrobas. Una deliciosa e intensa nariz (93).

GUSTATIVA: En boca tiene un ataque sutil, muy lácteo y amplio, con un sedoso paso por boca…uhmmmm!! Que delicia de trago por Dios. Está perfectamente redondeado, con una acidez alta y los taninos bastante pulidos. Un vinazo, portentoso y elegante, con mucha clase. En retronasal nos trae de nuevo los recuerdos de café torrefacto y las notas tostadas de la madera y nos aparece tambien ese lado mineral, pétreo. Su persistencia es muy larga, de casi cuatro minutos. Un vino para ver su evolución los próximos 10 años, con un potencial de guarda brutal. Un Ribera para recordar, una delicia que me alegro muchísimo haber catado (94).

Media botella que dejamos cayó tres días después pero hubo sorpresa por lo que he querido dejar constancia de ello.

Después de tres días al vacío nos parece otro vino totalmente distinto en nariz mostrando increíbles aromas a frutas tropicales, coco y papaya que por supuesto no existían en la primera cata. Me ha resultado muy chocante este brutal cambio en nariz, me resulta asombroso. Si se mantienen pero ya en segundo plano esas notas ahumadas y tostadas así como el mismo recuerdo de café torrefacto.

En boca también apreciamos un cambio, el ataque tiene más punch, la acidez y los taninos se muestran insultantes, da sensación de haber cobrado vida, de estar rejuvenecido. El paso por boca ya no es tan sedoso, se nota un tanto más áspero. El retronasal si mantiene esas notas tostadas. En fin, un cambio realmente curioso con tres días al vacío de diferencia. Sin duda tiene un potencial de evolución brutal.

Particularmente me quedo con las sensaciones del primer día y de hecho no puntúo la segunda cata.

La RCP la dejo sólo en buena, la botella costó sobre los 22 euros que ya está bien...

En la primera cata lo maridamos como buen lunes con el surtido de embutidos ibéricos de rigor y en la segunda cata con un exquisito solomillo al tomillo y romero. Qué decir tiene que en ambos casos fue un maridaje realmente conseguido aunque me "sulibeyó" la combinación con el jamón ibérico...palabras mayores.
Adjunto fotos.