Malditos Camaradas

45 copas de pinot noir: fenicios y californianos, Minelli o Bresson.

Introito: El Brut Rosé Gatinois es como un amanecer, bello y fulgurante,  con una aromática sensación de frescura y mineralidad; la boca se llena de acido de manzanas verdes y una crujiente bomba de fruta y espuma te hace brillar los ojos. Qué maravilla! Trasegar con esto es devoción.

La Pinot Noir,  recordémoslo, es como un semidios, con toda la riqueza y las limitaciones que implica esta pertenencia a un mundo bien definido. Sus raíces vitales se hunden en el mismo mundo obsesionante de la Côte d’Or que surca como proa única y es guillotina de cualquier insurrección; es como un sentimiento religioso que  está caracterizado por una religiosidad tensa y sentimental que durante siglos ha desconfiado de la vida natural y sobrenatural de viajes de la varietal a otras zonas y paises, creencias y mitologías dispares, su filosofía irracional, el que hayan intentado apagar la sed los nuevos creadores en la misma amargura existencial: la de algún ancestro de Kierkegaard visitando Lombardía y arrancando algunas vides para viajar a la zaga de fenicios y románticos de la siempre vieja Europa. Todo viene del Sur, del Mediterraneo. Motivación cuando hablamos de Bresson lejos del frio Dreyer y calidad como postura de la obra bien hecha cuando mencionamos a Minelli (describir un vino como una escena suya es el sueño). El arte une los sentidos en una copa, estoy seguro.

Pero con esta extraña mezcolanza de espiritualismo y realismo que caracteriza a la intrigante Pinot Noir en todo su panorama emocional, gustativo y sensorial, en medio de la sucesión de intuiciones y de análisis clínicos, contradicciones y apuestas por zonas dispares donde se cultive o desarrolle, afectados por el más o menos rigor de unos canones que se imponen desde algún monasterio de la verdad absoluta,  nos encontramos con la aparente  contradicción de aquello que nos atrae hacia ella es siempre lo mismo: seda, fragancia, estilo, delicadeza y perfección, envuelto todo esto en una frágil elegancia.

Hubo un tiempo en que todo el universo de la Pinot Noir gravitaba casi únicamente alrededor de  Borgoña. Dominaba todo el mercado y las sonrisas de los aficionados y bebedores hasta el punto de dejar en la sombra, en una ridícula impotencia cualquier aparición de un vino con la misma uva en cualquier parte. Con la Iglesia hemos topado.

Hay muchos que piensan igual. Y aquí pusimos nuestro pequeño granito de arena por conocer algo más cercano de esta uva. Para grandes retos ya tenemos otras arenas.

Empieza la aventura con algo de  madera (todo es posible), el Mud House 2009 trae cedros y otros matices que a veces alagan, incluso regaliz; luego sigue algo de extracto, notas sin definir, el Mendoza Pinot Noir 2007 es tanicidad o dureza en boca. Sigue otro vino, el Mugnier Clos de la Marechale 2004, que es como un pequeño glosario de la uva y su estilo académico, avanza suave y se deja acariciar; con el siguiente, Acusp 2009,  llegan los tofes y otros sabores de buena crianza pero de mucha concentración, se dice que es un vino de diseño, se traga uno alguna piedra monolítica, desprende sabores de otros universos y se acerca a un estilo más agresivo, sable o espada.
Casi en la mitad y ya estamos embarcados en una batalla de laser cítrico contra comparativas varietales, la buena añada del  Vosne-Romanée 1er Cru Les Beaux Monts 2005 debe destacar sin duda pero aun demasiado cerrado, se cierra en banda. Se llegó a comentar que fuera una Vijariego Negro. Confieso que estuve tentado de introducir en la cata una Listán Negro de estas islas –un vinazo asegurado- porque me daba que se emparejaría enseguida con algún vino del Gran Rhin, el Assmannshäuser Höllenberg , pero esto es ya palabra mayor de iconoclasta; no me creo mucho la tendencia pero está en los libros. Dicen que hasta se asemeja en el origen. Y el caso es que a este vino, ya el siguiente, lo llamaron de todo, incluso español, tema este que me agradó pensando estuviéramos también en la lid de los grandes pinot noirs sin complejos. A estas alturas ya no se es creyente. Somos seguidores, favoritos o enredados socialmente. Incluso marquistas de la Brand New Mark. Le atizaron de lo lindo. Luego la cosa se calmó. No hay nada como el tiempo discurriendo. Lo cura todo.
Y al séptimo, Marimar de Torres, descansó. Era tan mineral. Tan clásico. Podria ser un francés. Tendría algo de Nuevo Mundo. Traía notas de bosques cálidos. Es un vino de escaparate, como quiere la gente. Dios hizo el Viejo Mundo, el Nuevo lo maneja la Shiraz que viene. Otro vez será.

Nuestras puntuaciones dieron este resultado, de primero a último:

1.      Don Miguel Vineyard Marimar Estate Pinot Noir 2005 Torres Family, California

2.      Domaine Jacques-Fréderic Mugnier Clos de la Marechale 2004, Borgoña

3.      Konrad Berg & Sohn Assmannshäuser Höllenberg 2010, Rheingau

4.      Mud House  Swan 2009 Central Otago, New Zealand

5.      Acusp 2009 Castell D'Encus, Costers del Segre

6.      Mendoza Pinot Noir 2007, Alicante

7.      Vosne-Romanée 1er Cru Les Beaux Monts VV 2005  Bruno Clavelier, Borgoña

El final fue un semiseco de Rheinhessen bastante discreto de esta misma variedad: Dr Zenzen.
El buen camino ya estaba hecho. Nos queda la revancha.

 


 

 

  1. #2

    IGLegorburu

    Interesante como siempre. Aún así, nunca me importó actuar cual Torquemada .

    De hecho aprovecho lo que dices en "Marimar de Torres, descansó. Era tan mineral. Tan clásico. Podria ser un francés" (resaltando en negrita esta última parte si quieres) para reivindicar algo más allá del Marechale ;-)

    Te espero donde sabes cuando quieras de nuevo. Hay mucho que compartir.

    (Todo es pura coña)
    Un saludo

  2. #3

    Chandler

    Apoteosico comprobar tu depresión ante los vinos.Ese Maréchale monople de los adictos es de lo mejor en NSG. Me aplico tu doctrina puedes beber pinot noir transgrediendo lo que sea.Yo creo en los USA y su vinos de pinotnoir como he dicho alguna vez.

  3. #4

    Chandler

    en respuesta a IGLegorburu
    Ver mensaje de IGLegorburu

    No perderia de vista a Don Miguel Vineyard de Russian River. Como los de Hartford en igual zona o los de Calera creo haber comentado alguna vez este en Harlan.

  4. #5

    PedroCarroquino

    en respuesta a IGLegorburu
    Ver mensaje de IGLegorburu

    Por supuesto. Pero en esto de los vinos a veces cuando te quitan todo lo que tienes delante solo queda la explanada. La gento intuyó que un vino era el diccionario del buen vino pero seguro se dejó vencer por los cantos convencionales del vino, sabor, directo, nada de reflexión, momento y accesibilidad.
    Seguramente es el vino que mas se bebe quien siempre gana.

    De coña, vamos. Democraticamente.

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