Vinos con ganas y ficha: Dönnhoff

  Con Dönnhoff se está a gusto. Es un productor complicado con las añadas y con los mismos productos y a veces conseguir una linea de desgustación de sus vinos se desvanece con destiempos. Pero hay añadas que merecen la pena. 2002~2008.

 Oberhäuser Brücke Eiswein. Punto. En el estilo de Dönnhoff, sin llegar a enervar, con delicadeza, frescos cítricos y mermeladas.

 Es un regalo de la naturaleza. Al borde de lo más natural, puente y Nahe, el aroma de melocotón maduro, el componente mineral, la ligereza de todo el dulzor en un final desbordante. Buchito. Frenesí.

 Es un amarillo que busca lo ambar en los bordes y destellos verdosos, brillantes, con la azucar bajando por la copa como una suave piel de cera. Es muy aromática la nariz y gracias a esa frescura de la acidez la fruta rellena espacios y da al vino un recorrido largo, bien pulsado.

 Al final regresan unas notas florales que adornan el vino y lo hacen sofisticado, nada difuso.

Brücke es la leyenda de los vinos dulces, tanto el Auslese como el Spätlese. Es total monopolio de la Bodega Dönnhoff y de la Humanidad, como otros vinos.

 En dulces estaremos de acuerdo de su magnifica bondad,

 El 2008, sobre los 90 euros de precio, es un mordisco nervioso, temprano y con tiempo para calcular su evolución. El 2002 es casi perfección, largo y gomoso. Para jugar en la boca. Un potito para adultos, o vaya usted a saber si los infantes se pueden beneficiar.