Peña La Verema

La vuelta al mundo en cuatro vinos

Alessandro, organizador de esta cata 102, siempre nos sorprende con vinos diferentes, normalmente de fuera de España, y por encima de todo italianos (como es lógico por su procedencia). Esta vez nos hizo dar la vuelta al mundo con su selección de vinos adquirida a lo largo de sus frecuentes viajes de trabajo por ciudades y aeropuertos de toda Europa. Es de agradecer que alguien nos obligue de vez en cuando a abrir nuestras mentes, a través de nuestras narices fundamentalmente, a nuevos países, nuevos varietales, nuevos terrenos, y formas diferentes de hacer. Es verdad que apenas hemos conseguido abarcar un pequeño retal de los vinos españoles, pero aún así es positivo estas incursiones que nos oxigenan y nos liberan de los esquemas tradicionales a los que uno se acostumbra sin quererlo.

Ganó el vino africano, Beyerskloof 1999 de Bodegas Beyerskloof, Stellenbosch (Sudáfrica).

Beyerskloof 1999

Rojo picota con ribetes morados. Poderosa nariz, donde se muestra la fruta madura (arándanos y cassis) y encontramos recuerdos de hojarasca húmeda. Es un vino largo, con buen retronasal, suave y sedoso.

Vino de un varietal que nunca habíamos catado, "pinotage", cruce de pinot noir y hermitage. Según los datos proporcionados por nuestro amigo Alessandro esta variedad supone sólo el 2,2% entre los varietales de la zona, que es fundamentalmente de uvas blancas. Las bodegas Beyerskloof están situadas en 35º latitud sur y a pesar de ello disfrutan de un clima parecido al mediterráneo gracias a las corrientes marinas frías de origen antártico.

En segundo lugar quedó Trius 1998, de Bodegas Hillebrandt Estates, Península Niágara, Ontario (Canadá).

Trius 1998

Color rojo picota. En nariz se muestra algo corto, con aromas de crianza, y recuerdos herbáceos. En boca presenta cierta acidez, con notas de frutos del bosque negros y cuero. Es sabroso, con buenos taninos y un final amargo.

De forma resumida podemos contar que Canadá tiene 8000 ha. de viñedo de las cuales 4/5 partes son de uvas blancas, y Ontario produce el 85% de todo ese vino canadiense. Esta región se encuentra en la misma latitud que Rías Baixas o Chianti, aunque su clima sea más parecido al de la Borgoña. La península de Niágara es una de las tres regiones vitícolas de Ontario y Hillebrandt una de las mejores bodegas. Terrazas 1999, Bodega Terrazas de los Andes, Luján de Cuyo, Mendoza (Argentina)

Rojo picota ribetes violáceos, cubierto. Algo corto en nariz, donde destacan las notas especiadas y de grosella. En boca muestra cierta astringencia.

Se trata de una zona que acaba de conseguir la primera Denominación de Origen Controlada de Argentina. Este hecho no figura en la etiqueta, no sé si porque este vino no va a estar dentro de la DOC Luján de Cuyo, o porque la DOC es todavía muy reciente (recojo la noticia sobre esta DOC del número 186, diciembre de 2000, de la revista "Sobremesa"). Los vinos tintos de esta DOC no pueden tener menos del 85% de la variedad malbec, que parece ser ha encontrado aquí, en la vega del río Mendoza y al abrigo de la cordillera de Los Andes, el sitio donde desarrollar sus mejores cualidades. Si en Burdeos la malbec se utiliza para acompañar los vinos de cabernet sauvignon, aquí en Luján de Cuyo se convierte en protagonista en exclusiva. En último lugar quedó el pinot noir neozelandés, Montana Reserve 1999, de Bodega Montana Wines, Marlborough (Nueva Zelanda).

Montana Reserve 1999

Color rojo rubí muy abierto. En nariz es floral, con un fondo de notas balsámicas y de regaliz. En boca es algo ligero, está algo falto de estructura, con notas especiadas y de tabaco.

Parece ser que Nueva Zelanda es una de las zonas del mundo donde mejor se ha adaptado la pinot noir fuera de sus zonas de origen, Borgoña y Champaña. Nos quedamos con la duda de la veracidad de esta adaptación porque este Montana reserve 1999 resultó ser un vino bastante flojo, según lo decidido casi por unanimidad entre nosotros.

Nos acompañaron a lo largo de toda la noche, Klaus, enólogo y viticultor de bodegas Palmera (D. O. Utiel-Requena) propiedad del bodeguero alemán de la región de Pfalz, Heiner Sauer, que ha decidido hacer un excelente vino de tempranillo por estas tierras. Coherente, como mínimo, su apuesta de venirse a España a elaborar el mejor tempranillo que puedan, sepan o quieran. Y van por muy buen camino. Y por otra parte también nos brindó su compañía, Pedro Olivares, andaluz de nacimiento, valenciano de adopción, enólogo, asesor de algunas bodegas, excelente venenciador, amante de los vinos andaluces y del vino en general, y algunas otras cosas que sería muy largo detallar. Para nosotros, aficionados, siempre es un placer contar con profesionales del sector que nos ayuden a profundizar en este mundo.

La velada continuó, en los previos de la cena, con una nueva propuesta del organizador. Ni más ni menos que adivináramos varietal y procedencia de un vino. Superada con éxito la fase de incógnito, pudimos disfrutar a botella abierta de un excelente shiraz australiano, Ross Estate 1999, Bodegas Ross Estate, Barossa Valley (Australia). Si dudábamos antes de los neozelandeses y la pinot noir, aquí no cabe duda que la shiraz se ha adaptado y ha dado excelentes resultados en Australia. Este que probamos es una buena muestra de ello.

La cena la iniciamos con los vinos de bodegas Palmera, Viña Cabriel 1999, un correcto tempranillo de excelente relación calidad precio, y con el vino estrella de la bodega, L'Angelet 1999. En esta nueva añada el vino, que tiene 7 meses de crianza en barricas nuevas, es más redondo y la madera está mucho mejor integrada que en la añada anterior. Se le augura un futuro excelente. Un vino recomendable.

Hubo quien tuvo la idea de acabar la cena con uno de los vinos que más aceptación ha tenido históricamente en nuestra peña, Alión 1997. Siempre esperamos con cierta ansiedad, por lo menos algo de esto ocurría en el pasado, la llegada de cada nueva añada. Aún siendo un excelente vino, casi todos llegamos a coincidir en que en este vino algo ha cambiado desde la cosecha del año 1994. Esta última es recordada como mítica, y desde el 95 nada ha sido igual. Pedro Olivares no estuvo de acuerdo con nuestras apreciaciones, y él es el experto ... Probablemente nos habíamos montado un mito particular con este vino.

Los postres estuvieron acompañados de un vino austríaco: Pannonischer Reigen, Grauburgunder Beerenauslese (selección de racimos de pinot gris afectados por podredumbre noble) de la zona de Neusidlersee-Burgenland (Austria). A pesar de haber comprobado el nombre directamente con la botella seguro que lo he escrito mal. ¿Hay algo más difícil que dar el nombre de un vino austríaco o alemán?

Y para finalizar, San Emilio PX, de Emilio Lustau, D.O. Jerez - Xérès - Sherry. Excelente Pedro Ximénez de estas magníficas bodegas jerezanas.

Por supuesto la tertulia continuó hasta ese punto que una vez traspasado, causa arrepentimiento a la mañana siguiente, aunque sin impedir a tu conciencia no volver a repetirlo en la próxima ocasión.

La frase de la noche la puso Klaus: "Se debería hacer dinero con el vino, y hoy en día el vino se hace con dinero" en referencia a las bodegas que se montan a golpe de talonario y que cuando vas a verlas te enseñan el edificio y no las viñas. Para la reflexión.

¡Ah! se me olvidaba, todo esto ocurrió en Mantequerías Castillo, nuestro punto de encuentro habitual en estos últimos tiempos.


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