Blog de Jordi Melendo

El tros del meu pare

Hace tiempo que escucho a un amigo que al referirse al viñedo que heredó de su padre, en el municipio de Falset, dentro de la DO Montsant, lo llama el tros del meu pare (el trozo de mi padre). Aunque sabía que se refería al viñedo de su padre, no fue hasta hace pocos días en que leí un interesante artículo del historiador Albert Tubau, a través del que conocí que en Cataluña, antiguamente, se denominaba así a las pequeñas parcelas que quedaban lejos de las manos de los terratenientes y por tanto al margen de haciendas y latifundios. Con ello entendí que un tros no es un pedazo de tierra cualquiera: Es una tierra con alma. Con alma porque la han trabajado los antepasados y en ella está impregnada el sudor de su trabajo y las lágrimas de su sufrimiento. En esas tierras se han arrodillado muchos para trabajar la viña, con ello todo el esfuerzo que esto supone y con la mirada puesta en el cielo.

Al morir, su padre le dejó su tros. No es el tros de la familia, ni el de su madre, ni el de su abuelo, es el tros del meu pare. Todas las viñas y parcelas tienen un nombre y esta se llama la Pinyana, pero el no la llama así, la llama el tros del meu pare. En aquel trocito de tierra de la comarca del Priorat, mi amigo ha dedicado mucho esfuerzo, ha sudado, ha llorado, ha maldecido, ha recordado, también se ha arrodillado… también ha reído, ha reído mucho, ha cantado, ha disfrutado, ha soñado, ha compartido, ha rezado y hasta se ha enfrentado consigo mismo para sentirse libre.

 

Ahora, en invierno, la viña duerme con la tierra cubierta por un manto blanco. Dentro de poco llegará la primavera y resurgirá la vida, explotará la naturaleza y de esa planta nacerán las uvas que darán como fruto un vino. La magia de la naturaleza y la sabiduría del hombre harán posible que esas gotas de sudor y lágrimas del hombre, y esas gotas de agua y nieve caídas del cielo, se conviertan en una bebida capaz de alterar las emociones de un ser humano. Y con ese vino mi amigo recuperará esa sonrisa que su padre siempre lucía en su tros. Un trozo de tierra, un viñedo, puede ser muy pequeño, pero mirando al cielo de noche, puede alcanzar todo el universo.

  1. #1

    anonimo

    Saber que tus ancestros tienen la sangre en esas tierras es importante, no es solo un negocio, es la necesidad de que lo que ha sido tu sangre perdure.

    Yo que visito muy a menudo la tumba de mis abuelos en Porrera, de mis bisabuelos, de mis tios abuelos, todos por parte de padre, e incluso de los abuelos de mi marido, o del padre de mi marido, que se dejo las costillas para comprar tierras aquí, cuando veo la tumba de mi abuela dolores: dolores escoda escoda (Hija de primos hermanos de Torroja), casada con Josep Bairaguet Escoda, su primo hermano, necesitaron una dispensa papal para casarse, pue sbien, cuando veo la tumba de esos dos abuelos, por cierto, viví con ellos los 8 primeros años de mi vida, por circunstancias familiares que no vienen al caso, y me enseñaron a venerar todo lo que es Catalán con mayúsculas, y el Priorat en especial.Pues eso, veneras cada piedra que pisaron, y si es tu padre, ya ni te explico. Yo lo veo con mi marido cuando va a las fincas de su padre, ahora alquiladas a Vall LLach, pero que a la muerte de su madre, pasarán otra vez a manos de los hijos. A mi marido las lágrimas lo vencen.

  2. #2

    Paco Higón

    Que bonito Jordi... pura poesía... Has conseguido emocionarme.

    Un brazo

  3. #3

    catachan

    Jordi tu haces que uno sienta por el vino con el entusiasmo y la emoción que reflejas en cada articulo este sin duda era para estas Navidades.

    felicidades.
    jesus

  4. #4

    CarmeSalo

    Es que además tener eso, significa acordarte cada día de ese trozito de él, "un tros del meu pare". Siempre me ha gustado mucho la plabra tros. Una palabra pequeña con doble gran significado.

  5. #5

    Álvaro Cerrada

    &Quot;Un trozo de tierra, un viñedo, puede ser muy pequeño, pero mirando al cielo de noche, puede alcanzar todo el universo".

    Yo también tengo un "trozo" de tierra de mi padre, y antes de mi abuelo, y míro también al cielo. Y me invade el alma de los que faltan y los que trabajaron esa tierra con su sudor y esfuerzo.

    Feliz Navidad

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