Reflexiones sobre cenas y desayunos con jamón
Aplicar el "come todo lo que puedas": cenas, jamón y otras circunstancias
Queridos míos, se acercan las fecha de “come todo lo que puedas” e inevitablemente el jamón serrano, ese producto nacional que todos llevamos en el corazón, se encuentra entre los alimentos básicos de muchas comidas y cenas a las que antes preferirías quedarte en la cama con fiebre que ir, como por ejemplo, una cena de antiguos alumnos de 8º de E.G.B.
Fotografía de @chuttersnap
Con este sencillo ejemplo de cena creo que sobran las palabras. Pero os aseguro amigos que habrá un solitario plato de jamón serrano anémico, apagado y algo seco colocado estratégicamente cada cuatro personas para que, mientras hablas de por qué no os habíais visto desde hace 20 años (por algo será), tengas algo que comer mientras pones cara de circunstancia cuando vayas a deglutir la transparente loncha de jamón.
Lo importante es comer, lo que sea
Dicho esto y, nos guste más o menos, estamos entrando en la imparable racha de comidas/cenas en las que, después de los abrazos y los saludos efusivos, lo que realmente tienes en la cabeza es “come todo lo que puedas o lo que sea porque en enero empiezo el régimen”.
Pues eso, una vez asumida la marcada posición que adoptamos ante tanta comida, durante estas fechas en las que el frío del invierno llama a comer más, el peor parado suele ser el jamón (¡pobre!) salvo que los encuentros no sean multitudinarios y se hagan con buen gusto. Aprovecho la ocasión para revindicar los encuentros pequeños para la conservación de la dignidad e identidad del jamón.
El jamón, es ese básico irremplazable que forma parte de nuestra vida cotidiana que, por desgracia, en muchas ocasiones nos lo presentan de las formas más lamentables que uno se pueda imaginar. Porque, señores, mentiríamos si decimos que cualquier jamón vale. ¡No, no y no!
Fotografía de @kovacsz1
Todo por la dignidad del jamón
No quiero ser intransigente pero es que hay jamones y ja-mo-nes. Por economía no puedes comer siempre el súper jamonazo ibérico que te gustaría pero ¡por favor! un poco de dignidad. Porque a veces te entran ganas de ponerte a llorar cuando ves o pruebas el jamón que te sacan cuando, por ejemplo, pides unas tostadas con jamón para desayunar. ¡Digamos adiós a las lonchas pálidas y desnutridas que estamos en España, por favor!
Estoy convencida de que existe un término medio, asequible y digno que tenemos derecho a encontrarlo con mucha más frecuencia del que, al menos yo, me lo suelo encontrar.
O si no que te pregunten: “¿Qué tipo de jamón quieres? "¿Ibérico, serrano o anémico?”
En fin, después de soltar estas parrafadas, la verdad, es que me he quedado mucho mejor. Creo que ahora ya podré comer un poco más en la cena que tengo esta noche. Porque, total, el 1 de enero me pongo a dieta. Bueno, el 2 porque el 1 estaré de resaca y comeré más de la cuenta.
Espero con ansias la cesta de navidad de mi empresa. Espero que tenga una buena paletilla de jamón de Teruel porque si no… ¡Se van a enterar!