Todos D.O.C. Rioja, todos diferentes
Con la decepción propia, hasta cierto punto lógica y no por acostumbrada menos fastidiosa, de no habernos tocado ni una peseta en la lotería de Navidad, asistimos esta vez en viernes, a nuestra cata del mes de diciembre. Comenzábamos de este modo, día 22 de diciembre, el maratón lujurioso de celebraciones navideñas en torno a una mesa. Y no fue mala elección, no, para este pistoletazo de salida el restaurante Oscar Torrijos de Valencia, avalado no sólo por su estrella Michelín, sino por sus largos años de exitosa presencia en nuestra ciudad. En cierto modo teníamos una deuda pendiente con él, con Oscar Torrijos, y en realidad no es que fuéramos allí a saldarla, sino que aprovechamos la ocasión para hacerlo.
Pepe Sempere nos preparó para la ocasión una auténtica trampa para una cata a ciegas: cuatro vinos de la misma denominación de origen, y por tanto, cuatro formas diferentes de tratar la variedad tempranillo. Me gustaría destacar la agradable sorpresa de conocer el vino ganador, Luis Cañas crianza 1997, un más que correcto Rioja tradicional de una bodega no demasiado conocida. En el lado contrario, Roda II Reserva 1996, exponente de la nueva ola riojana, que como va siendo habitual últimamente con los vinos de taninos consistentes y con falta de botella que acabe de pulirlos, cosechan grandes derrotas en nuestras catas. Promedio obliga.
Dominio de Conte Reserva 1994 es un excelente vino, cuyo paso por boca ligeramente amargo le restó probablemente adeptos. Su magnífico bouquet me recordó al de los buenos vinos de Ribera del Duero.
La alianza del Marqués de Griñón con algunos viticultores de la denominación de origen para elaborar el Alea 1997 provocó opuestas afinidades entre nosotros, o gustó mucho, o al contrario resultó un vino con pocos argumentos (éste fue mi caso).
Alessandro y un servidor nos llevamos la palma en la cuestión de las puntuaciones: la media acotada que utilizamos se encargó de ello. A Alessandro, no le respetamos ninguna por puntuar el mínimo en todos los vinos. Todos podemos tener un mal día. A mí, me fueron eliminadas tres puntuaciones por ser las máximas. Y el caso es que no recuerdo que aquel fuera tan gran día; en fin, la cata de vinos tiene estas cosas.
Notas de cata:
Luis Cañas crianza 1997
Rubí, ribete teja.
Nariz potente, compleja, aromas animales y cuero..
Buena estructura. Suave y equilibrado. Correcto.
Dominio de Conte reserva 1994
Rubí, ribetes morados, capa media.
Excelente nariz: vainilla, tostados, lácteos.
En boca taninos levemente amargos.
M. de Griñón Alea 1997
En boca se muestra ligero y levemente ácido. Corto.
Roda II reserva 1996
Picota oscuro.
Algo corto en nariz, recuerdos de fruta madura.
En boca se muestran sus poderosos taninos. Es potente y expresivo
La cena, menú degustación de caza, estuvo a la altura de lo esperado: ensalada de perdiz y terrina de liebre, crema de cangrejos al curry, merluza con habas y salsa de azafrán, civet de venado, sorbete de limón y repostería casera. Todo ello regado con un Campillo crianza 1992 (la D.O.C. Rioja dominando la noche), muy pero que muy evolucionado, que emocionó a Toni hasta el punto de casi hacerle saltar las lágrimas, y en cambio provocó terribles disyuntivas en los demás: simplemente, beberlo o no beberlo. Hubo cambio de tercio con la apertura de una botella magnum de Vega Sauco Reserva 1995 de la D.O. Toro, gracias a Dios.
La repostería casera y el cava Brut Nature de Agustí Torelló acabaron de reconciliarnos con las calorías recién adquiridas, germen de los kilos de más que alcanzaremos dos semanas más tarde.
Acabamos la noche copeando con nuestro cava favorito en el bar de vinos Delicatessen, vecino de barrio del restaurante. Por cierto, sin saberlo, fue nuestra despedida de Carina al otro lado de la barra.
