La sorprendente cata 116 de la Peña La Verema
Sorprendente. Sólo así podemos calificar la cata que nos organizó Alessandro. Se trataba de una selección de blancos variopintos y, como poco, inusuales. Sin duda Alessandro buscaba la sorpresa general y lo consiguió. La interesante selección de Alesandro incluía dos vinos suizos, un inglés y un griego. De ellos, un tinto vinificado en blanco, otro de cepa híbrida americana, un híbrido de variedades alemanas y otro resinado. ¿Alguien da más?... Creo que no se puede sorprender más a un grupo de catadores inadvertidos. Pero vamos con los detalles.
Supongo que después de esta breve presentación a nadie le extrañará que el ganador de la noche fuera un blanco inglés. Se trata del Bacchus Reserve 2000. No es Inglaterra región de vinos, por la adversidad climatológica (suelos húmedos, clima frío con vientos fuertes, heladas primaverales y vendimias difíciles). Sin embargo, algunas variedades híbridas de origen alemán se han adaptado bien. Es el caso de la bacchus. Se trata de un cruce entre mueller thurgau con otro cruce previo de sylvaner y riesling. Estas variedades dan lugar a vinos ligeros, florales y frutales y con buena acidez, como es el caso. Se trata de un vino muy fresco, floral y aromático que recuerda variedades como la albariño, moscatel y riesling.
En segundo lugar, aunque cerca, quedó el Bucaneve 2000. Se trata de un merlot vinificado en blanco. En el cantón suizo de Ticino apenas se han plantado variedades blancas así es que algunos bodegueros producen blancos y rosados a partir de merlot y pinot noir. Se trata de un vino también muy fresco y aromático, de carácter frutal.
En tercer lugar, aunque a cierta distancia quedó el Villitsa. Es éste un vino resinado típico de Grecia, cuyos orígenes se remontan a los vinos aromatizados griegos. Para su elaboración se añaden pequeños trozos de resina de pino de Alepo al mosto, siendo ésta la única práctica de adición externa al vino que se permite en la Unión Europea hoy en día. Se trata de un vino con un fuerte sabor de madera de pino y balsámicos introducido por la resina.
El último fue otro suizo. Se trata de un vino elaborado a partir de una cepa americana, distinta de la europea vitis vinifera. Tras la filoxera de finales del XIX, las variedades de vitis vinifera autóctona se injertaron sobre pies americanos o híbridos. Sin embargo, también se mantuvieron algunas cepas de híbridos americanos. En la Unión Europea no se pueden elaborar vinos de calidad con denominación de origen (VQPRD) con cepas distintas de la vitis vinifera. Tampoco en Italia se pueden elaborar pero se puede encontrar en algunos bares y se llaman fragolinos. En este caso, se tarta de un vino elaborado con la variedad isabella en pie americano de vitis lambrusca. Es un vino de penetrante aroma que, en general, defraudó.
Antes de empezar con la cena, Vicente nos obsequió con un Magnum de Marqués de Murrieta 150 aniversario mazuelo (2000) para celebrar el reciente embarazo de su esposa. ¡Enhorabuena a los dos!. Se trata de un gran vino, mazuelo 100% embotellado sólo en formato magnum del que, sin embargo, esperábamos más quizá por una insuficiente oxigenación. Para el resto de la noche, Alessandro (con la ayuda de Vicente) nos había preparado unos interesantes maridajes. Empezamos con el bacalao ahumado con hígado de bacalao y Aura 2001, un verdejo de Rueda. Los tomatitos secos con anchoas encontraron su contrapartida en el verdil de Torrevellisca, un vino agradable, fresco y floral. El salmón fue regado por el Dorado de Murrieta 1998, un blanco con crianza que acusa en exceso la madera. Para el Mi-cuit y los quesos azules el Samos Vin Doux (2000), un vino licoroso. Terminamos con un gran blanco de Cerdeña para los quesos curados. Defiende Alessandro que los quesos curados maridan bien con los grandes vinos blancos. Tomamos un Monteluce 1998, un gran vino sardo licoroso del Alghero. Una sorprendente cata magníficamente organizada. Sólo un pero Alessandro, en mi modesta opinión la intensa trufa del queso Mollitela piamontés exigía un gran tinto.
