Cuarta vez que probamos esta auténtica maravilla, en esta ocasión en formato de media botella. Conservación impecable, dejando entrever su precioso color dorado intenso sin signos de evolución.

Nariz intensa y compleja, desde un primer momento lo da todo, pero si se tiene la paciencia de decantar y dejar que poco a poco se vaya expresado compensa con creces. Frutas maduras, orejones, cítricos en confitura, miel, hierbas medicinales, especias, sutil mineralidad. Cambiante en copa, profundo y misterioso.

Boca completamente apoteósica, acidez fresca e integrada, balance perfecto entre acidez, dulzor y amargor conseguido por los años de botella. De corte más graso y untuoso, pero manteniendo su ligereza y una insultante juventud. Largo y armónico, devolviendo al final los registros de frutas maduras y en confitura, además de los frutos secos. Persistente.

Uno de los grandes vinos blancos que se han elaborado en España, este Diamante 55 llega a los 60 años en plena forma y con cuerda para rato, bien en botella normal o en media botella, este vino es un auténtico titán que ha atravesado épocas y continua lanzado en su carrera en búsqueda la perfección que indiscutiblemente atesora. Una maravilla.

De color amarillo dorado, sorprende por la absoluta falta de evolución en un vino con su edad. Límpido, brillante, luminoso, con reflejos cobrizos. Poca sensación de grosor, sin apenas asomo de lágrimas.

Nariz de impresión, potentísima y directa. Lo primero es un intenso recuerdo medicamentoso a herbolario, a poción (espliego, té de roca, anises estrellados), que llega a un punto de paroxismo complicado de describir. Así como alcanza ese climax rápidamente se esfuma, en cuestión de segundos, para revelar su núcleo interno diáfano y de una madurez tremenda. Hay cantidades ingentes de amielados, carne de membrillo, naranja escarchada, flor de azahar, y un ir y venir de especias dulces y bollería, biscote... Se intuyen unas tímidas notas de maderas finas, cedro, tierra húmeda, de fondo, sin acaparar la atención. Tan potente como sutil y profundo.

En boca es crema pura, untuoso, maduro, lleno de fruta dulzosa con un mínimo punto abocado que no llega siquiera a la percepción habitual de un semidulce de esta edad. Integrado, redondo, amplio, envolvente, con una acidez intesa que neutraliza cualquier exceso. Se engancha a la boca. Placer embotellado!!!

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2014/09/diamante-1955-blanco-reserva.html

Color caoba marronoso muy evolucionado que nos hizo dudar en un principio. Nada, este vino es asombroso, es un prodigio embotellado que no se tambalea y parece poder con todo.

Nariz ligeramente oxidativa al principio, pero luego, como si despertara de un letargo, nos recuerda el vino que es y que ya nos ha demostrado en otras ocasiones: cantidades ingentes de fruta escarchada, orejones, caramelos de miel, toques almizclados, maderas viejas…

En boca tiene fuerza y estructura, con una acidez fantástica que equilibra el punto goloso que aún tiene, esa mayor evolución de esta botella parece dar mayor sensación de grosor y resta un poco de frescura cítrica con respecto a catas anteriores, pero este vino tiene un empaque tremendo. Final eterno de gran calidad.

Aunque no es la mejor botella que hemos probado, sigue siendo un vino de matrícula.

Enlace al post con la cata completa:
https://www.verema.com/foros/foro-vino/temas/1187977-cata-historica-rioja-parte-ii

Formato 1/2 botella. Tomado recien abierto.

Después de una larga busqueda, un mensaje de wassap de un buen amigo del foro me alerta del tema: "oye, esto parece interesante". Anuncio de 11 medias botellas de diamante del 55 en mi propia ciudad!!, con sus etiquetas cuasiperfectas, los sellos timbrados impecables, hasta arriba de líquido, espectacular color. Rápida llamada, quedada en una zona de la ciudad con el vendedor, breve negociación semi-mafiosa (maleteros de sendos coches abiertos, cajas que van y vienen, intercambio de billetes ...) y para casa con el tesoro.

Vista. Ambarino claro con destellos anarajandos y un leve ribete dorado, para una paleta de colores que ya de por sí lo dice todo y que augura un mundo de sensaciones. Sin turbidez, pura trasparencia. Límpisimo. Sin rastro de precipitado alguno. Aún Brillante. Un jovencito de casi sesenta años que ni siquiera aparenta 20. Sin la evolución que cabría considerar lógica por la edad. Algo excepcional!!

Nariz: Sin la presencia de aromas reductivos, salvo un mínimo olor inicial que asemeja a jarabe y que desaparece tras 3 minutos en la copa, para empezar con el espectáculo. Nariz de muy buena intensidad, con buenas dosis de fruta muy madura, compotada. Orejones,higos, membrillos, compota de albaricoque, todo sobre un fondo amielado.. ordenado, estucturado, señorial!!.

Boca: Confirmando lo que ya se intuye en nariz.. aparacen, en primer plano, los orejones, las pasas, los datiles, las frutas -naranja- escarchada, el membrillo, el cabello de angel. Alguna traza de fruto seco, para dejar paso a los sabores de miel y caramelo. Cremoso, sensual, todo dulcedubre, en un marco global de enorme amplitud, con volumen, que llena la boca, pero que resulta, a su vez, contrapesado por una acidez que permite un paso por boca sedoso, atercipelado. No cansa, se agarra, se disfruta.. Integrado, suave, placentero, con el añadido de un postsgusto interminable.

Una obra de arte!!. Posiblemente inigualable, aunque espero que repetible.

15 euros la 1/2 botellla.

No puedo acabar, sino reiterando al amigo -esta vez, públicamente- mi agradecimiento por la indicación hecha en su momento.

Y apareció el emperador… majestuoso desde la propia botella bordelesa larga, preciosa, con esa etiqueta tan elegante y señorial.

Color coba claro con irisaciones ocres, anaranjadas y marrones, brillante, sin apenas sedimento, claramente más evolucionado que otras añadas como 61 o 64.

En nariz está abierto desde el principio, no esconde nada aunque lógicamente desvela una mayor complejidad a medida que se oxigena. Aunque el color recordaba al Monopole de la anterior sesión, su despliegue aromático es muy diferente y no se parece en nada, sin apenas matices enranciados, más bien trufas envueltas en tonos amielados, orejones, frutas escarchadas, deliciosa nariz para nada dulzona, de gran intensidad y complejidad.

En boca se muestra bastante potente, elegantísimo pero para nada delgado, con una acidez perfecta que balancea esa punta dulce que es habitual en estos vinos, con frutos secos tostados, caramelo, toques de canela y especias exóticas, envolvente, fresco, inundando el paladar de matices, y con un final de una persistencia tremenda. Majestuoso, vibrante.

A medida que iba pasando el tiempo, el vino seguía ganando en matices y provocaba expresiones de admiración mayores. Una auténtica suerte el encontrarse un vino así.

Ambarino con destellos yodados, ligeramente turbio.

Nariz con buena intensidad, un auténtico curso de cata por sí mismo. Al principio algo tímida, con toques oxidativos, pero al rato de estar en copa comienza el espectáculo: flor seca, frutas muy maduras, especias dulces, maderas nobles, frutos secos, infusión de hierbas, tonos balsámicos, almizcle, tierra mojada…tremendo, de verdad algo complicado de describir, hipnótico, cambiante, alucinante.

En boca tiene una fuerza, una acidez y una tensión que descolocan. Poderoso y armónico, potente y elegante, con una finura excepcional pero todavía con pegada y mucho que decir. Largo y persistente en el final, quedando recuerdos de frutas maduras, frutos secos y especias, invitando a seguir bebiendo por su redondez.

Señoras y señores, con ustedes la cuadratura del círculo, el vino imposible. Lo que daría yo por conocer a quienes vendimiaron estas uvas en 1955 y a quienes vinificaron esta joya. Quien les iba a decir que 58 años después unos “chalaos” se iban a beber una botella de esto y esa botella iba a ser una de las mejores de todas sus vidas. Y así ocurrió. Inolvidable.