Quién diría que estamos ante un pronto cincuentón!! De color amarillo algo intenso, sin alcanzar el umbral del dorado, límpido, con apenas unas finísimas hebras de bitartrato precipitadas en la base de la botella que brillan como un "Diamante". Refulgente, luminoso. Qué color!!! Despide destellos dorados, vivos. Sensación de grosor al agitar, cierta untuosidad, dejando lágrimas medias, permanentes.
Nos agarra desprevenidos. Irrumpe con la violencia de un cañonazo, despidiendo aromas humeantes a modo de chimenea, inundando la sala. Tiene un carácter profundamente especiado, apestosillo, despidiendo una gama de minerales (betún, pedernal, alquitranado) que no conoce la mesura. Cuesta seguirle el ritmo, con una potencia hiriente que castiga la pituitaria más entrenada. Debidamente jarreado, tras cambiar varias veces de copa buscando la adecuada, vamos encontrándonos un blanco hondo, apegado al terreno, amplio, con matices de fruta de hueso y almibarada. Mucha pureza, finura, elegancia.
En boca es de entrada imponente. Vivo, entero, grueso, directo, sin embustes, decididamente abocado aunque corregido por una implacable acidez que actua de elixir bucal. Hay una cantidad enorme de fruta madura, fresca, con apuntes amargosos. Ha integrado perfectamente la madera que se siente proyectando una sombra de vainilla. Este Diamante es una joya de Rioja. Lo acompañamos con un pastel ruso de Logroño y unos fardelejos de Arnedo de los que hace el mago Miguel Solana.
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2014/11/diamante-1967-blanco-reserva.html
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