Algo más evolucionado que añadas anteriores, muestra un color dorado intenso con matices ocres y algún caoba y destellos marcadamente anaranjados, muy limpio y vino.
En nariz abre con barnices y tonos de ebanistería, que con la aireación van dejando paso a matices cítricos (naranja) y de fruta escarchada, sobre un fondo ligeramente caramelizado, de notable intensidad y elegancia.
En boca es también muy similar a otros de sus “hemanos” ya catados, fluido por esa acidez melosa pero no “delgado”, envuelve el paladar, muy fresco, matices de pera de agua, miel de romero, muy freco, tremendamente disfrutable, con un final de considerable longitud y persistencia.
Después de haber probado varias añadas, queda demostrado que estos viejos Diamante son unos blancos de una calidad excepcional que además tienen una solidez tremenda y un potencial de envejecimiento inaudito. Este 76, sin llegar al nivel excelso del 55 (pero eso es algo reservado a muy pocos vinos a nivel mundial), es un magnífico vino y junto a 61, 64 y 73, forman una batería impresionante que dejaría sin palabras a cualquiera.
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