Se presenta de color rubí muy claro, marronoso, translúcido, de capa media-baja, con un finísimo granulado que no acaba de precipitarse a pesar de llevar la botella unos días en posición vertical. Reflejos anaranjados, ambarinos, luminoso. Borde amplio, sin apenas diferencia con el menisco, atejado.

Pletórico, esferificado, compendio y quinta esencia de todas las virtudes de Franco-Españolas. Supura autenticidad, armonía y redondez, elegancia, finura, emoción... Es un caramelo de lilas, ahumados y tostados cremosos, de flores marchitas y hierbas de monte mediterráneo, grafito, con un manto de térreos y minerales que cuesta creer. La fruta despunta victoriosa al ir respirando, madura, golosa, tan pura como el día que la embotellaron.

Para no dejar de beber. Fresco, picante, ligero, dotado de una gran concentración y una acidez intensa. Se encuentra en la cresta de la ola, vibrante y nervioso, lleno de vida, sabroso, muy clásico en sus formas aunque de una juventud descarada. Chispea sin ocultar un conjunto muy serio, reconocible, avainillado, especiado, apenas reducido por estos años de guarda.

Cuesta creer que se hicieran vinos así hace más de 50 años. La extrema elegancia de este vino nos lleva a la época de oro de la bodega. Franco-Españolas reinaba en Rioja en los años 50 con vinos de pura emoción, Rioja clásicos, eternos, de factura tan tradicional y conocida como añorada. Pocos vinos merecen más su nombre que estos viejos Excelso. Es una broma, y de mal gusto, que los sigan produciendo como si hubiera una conexión entre presente y paso, manchando esta sacrosanta etiqueta. No cuela!! Un poco de seriedad no estaría de más. Ya está bien de vivir de rentas!!!

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/11/excelso-1959-gran-reserva.html