Viene presentado en una botella renana cuya etiqueta naif está adornada con un pámpano de vid y un escudo que parecen pintados a mano, en un estilo infantil : el conjunto nos remite a Alsacia. Como era de temerlo, el tapón se había vuelto tan " ideal " como el paletó de Rimbaud : mucho moho y una especie de serrín de corcho aglutinado por arte de birlibirloque. Por lo visto, los vinos de Rioja lo resisten todo : a pesar de los pesares, éste llegó sin daños a nuestras copas, gracias al sacacorchos de aire comprimido Corky.

     De color dorado resplandeciente, inunda la nariz de forma delicada y elegante con aromas de peras cocidas, de piña en almíbar y de herboristería de antaño. En boca, es graso - casi oleoso - con mucho volumen pero sin perder un ápice de frescor, gracias a una acertada acidez, finamente delineado, perfectamente equilibrado, denso y complejo, con un largo y armonioso final : sin caer en el exceso de entusiasmo de los veinteañeros - ¡ Qué pedazo de vino !, ¡ Mola mogollón ! etc. - ni en la logorrea crónica que padecen otros, digamos que este Viña Soledad es una arrolladora mezcla de notas alimonadas, mantecosas, herbáceas, pedregosas y melifluas. Da la impresión de que el alcohol se ha volatilizado por completo y se bebe como agua.

     Riojanos, en caso de que los hubierais olvidado, vuestros blancos de ayer, caídos hoy en desuso, deberían haceros reflexionar : ya es hora que el péndulo vuelva atrás.

Amarillo dorado con reflejos limón y ocres, muy limpio y brillante, para nada denota su edad, parece un jovencito.

Nariz de muy buena intensidad, nada cerrada, fruta blanca en almíbar, toques dulces (orejones) junto a otros más cítricos y un fondo mineral y con un ligero toque a maderas viejas que lo dota de complejidad.

En boca se muestra graso y ágil, con una vivacidad inusitada y una frescura magistral, bien estructurado, mineral y finamente cítrico, con un final muy largo frutal y finamente amielado.
Grandísimo blanco seco que seguirá maravillándonos aún durante unos cuantos años.

Enlace al post con la cata completa:
https://www.verema.com/foros/foro-vino/temas/1187977-cata-historica-rioja-parte-ii

Dorado intenso limpio y brillante.

Nariz intensa y potente, con una sorprendente limpieza, que va ganando enteros mientras recibe aire. Notas de flores marchitas, frutas blancas bien maduras, membrillo, albaricoque, trazas de orejones, un cierto deje especiado y un marcado fondo mineral, mieles, cítricos en confitura, crema pastelera, semillas de sésamo. Incluso aparecen recuerdos de hidrocarburos, al estilo de los rielsing viejos.

En boca nos fascina igualmente por su acidez, viveza y formidable estructura, vino bien armado, con un impecable esqueleto ácido y un paso finamente balanceado entre grasa y ligereza, dejando en el final recuerdos de frutas maduras, frutos secos amargos y un deje mineral muy característico. Larga persistencia.

Un espectáculo de vino que llega a la casi cincuentena en plena forma, fresco, limpio, balanceado, precioso, envejeciendo un poco al estilo de los grandes riesling pero con sus propias maneras, un vino de auténtica fiesta. Lástima que de esto ya no hay pero una cosa está clara, vaya blancos que se hacían en Rioja…