Restaurant vs gintoniqueria
Hay que reconocer que nos han invadido los extraterrestres en forma de componentes del gin-tonic. Se ha generalizado absolutamente en todos los restaurantes la moda de finalizar la comida o cena arropado por este transparente combinado.
Cuanto más opíparo es el ágape más peligro hay de sucumbir y liarla parda. Me hace gracia que tras los postres y el café, cuando todo parece que ha terminado, y es hora de pedir la cuenta... El camarero sugiere: "¿Tomarán los señores un gin tonic bien preparado?"
Eso de "Bien preparado" Tiene más peligro que Camps probándose la sisa en el sastre.
En la actualidad en las estanterías de un bar hay más ginebras, que en la época de Franco coñacs. Que si la G-Wine... Citadelle... Martin Millers... las más IN y "pijetas" ¡Una legión! Y de las tónicas no te quiero ni contar. Antes estaba la Schweppes, Finley, o Nordik Mist como se llamó más tarde... y ya está. Pero ahora te sacan la carta de tónicas, que si Fever-Tree, Cantrell, Fentimans, 90, Q-Tonic, Evervess... entre otras.
¿Y el servicio? ¡Eso ya es el copón! Nunca mejor dicho porque ahí te lo sirven, y con más hielo que en una caja de gambas. Pero no es lo peor ¿Y la técnica de quitarle el gas a la tónica? Un día, y no diré donde, el camarero casi se vacía un ojo con la puñeta de pegarle una martellá a la chapa, con un artilugio puntiagudo para desbrabar el carbónico de la botella.
Ay Señor... llévame pronto contigo. ¡Viva el Orujo!